Por: Edwin Doria
Es muy común la expresión «no tiene cultura» como lo afirna la conocida canción vallenata La Gota Fría: Que cultura/ que cultura/ va a tener/un indio yumeca como Lorenzo Morales» coro: que cultura va a tener/ si nació en los cardonales/
Esta expresión, además, de ser ofensiva, es errónea. Todos los individuos, grupos sociales o cumunidades, sin importar su raza, condición social, religión, escolaridad u origen son portadores de una identidad que los hace únicos y los distingue de otros grupos u otras sociedades.
La cultura es como un conjunto de huellas que caracteriza, cohesiona y lleva intrínseco, valores, costumbres, tradiciones, expresiones simbólicas, creaciones, creencias y saberes que se conservan en el tiempo, en algunos casos, y se transmiten de generación en generación a través del arte, reflejo de la cultura humana, que se expresa para la conservación del patrimonio cultural de un pueblo. Sin desconocer que este conjunto de elementos característicos de un individuo, grupo, comunidad o sociedad también se dinamizan, evolucionan o desaparecen al entrar en contacto con otras culturas.
Todas las personas son cultas. Incluso, cuando su propia cultura desaparece total o parcialmente, adquiere otra, una nueva cultura por medio del contacto sociocultural con un pueblo o grupo social, y de un proceso de asimilación, conocido como transculturacion o aculturación.
La aculturación es un proceso de imposición de cambios a una cultura. La dominación cultural puede darse a través de un proceso de imposición por grupos externos o ajenos a la sociedad sometida. La colonización es un ejemplo de formas violentas de aculturación. Los colonizadores españoles impusieron su cultura a los pueblos originarios con una espada en la mano y otra en la cruz, luego de varios siglos de resistencia indígena y africana, que aún persiste. Esta forma no implica la fusión del grupo colonizador con la población autóctona, sino, por imposición militar y política.
De igual forma, se acostumbra a llamar inculta a una persona cuando se resiste aceptar expresiónes, creencias, costumbres o saberes, o no tiene acceso, ni asimila culturas foráneas que están en boga o son impuestas por el poder hegemónico dominante.
También la imposición cultural puede darse dentro de una misma sociedad, en que grupos de mayor poder político, militar y económico imponen sus gustos, costumbres y valores. Cómo es el caso del palamilitarismo y el narcotráfico en Colombia, en contubernio con el estado, impusieron, a través del sometimiento y el despojo, una «democracia» y «cultura» violenta en todo el territorio nacional.