El robot explorador Curiosity llegó al planeta rojo por la madrugada después de más de ocho meses de viaje. Así se cumplió el plan, la cápsula que lo contenía desplegó un gigantesco paracaídas cuando estaba a unos 11 mil metros de altura para frenar el descenso.
Estando a unos 20 metros del suelo, una grúa bajó el Curiosity, que desplegó sus seis patas de ruedas e inició su aventura en Marte.En Pasadena, California cuando «amartizó» el Curiosity desbordo la alegría en los más de cien científicos que veían en la sala del laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA gracias la retransmisión de la sonda espacial Odyssey.
Maquinas poderosas operadas por personas o autómatas están registradas desde hace siglos y en los últimos años la complejidad de las maquinas permite ofrecer a la vida cotidiana, a las empresas y a la milicia nuevas soluciones.
El caso del viaje a Marte plantea una situación nueva en la vida real. En el momento en que llega el Curiosity a la atmosfera del planeta rojo se activa un proceso programado de sucesos automáticos que se probaron y corrigieron en la tierra hasta la seguridad de estar más cerca del objetivo en la misión. Pero también, teniendo la capacidad de comunicación quedaron a merced de las capacidades de la maquina porque las comunicaciones con la tierra tienen una demora de siete minutos. Aunque normalmente, como en un viaje a la luna las comunicaciones son más rápidas y permite un comando de control remoto, el Curiosity se enfrenta a terreno desconocido por lo que tiene la cualidad de tomar decisiones.
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