La caja número 1276 del Instituto Cervantes guarda hoy un legado cargado de historia, emociones y arte: el de Joan Manuel Serrat. Allí reposan símbolos de su carrera, como la partitura original de Mediterráneo, su primer disco publicado en 1965, una antología de poemas de Miguel Hernández —a quien musicalizó con profunda sensibilidad en 1972— y su vieja máquina de escribir, testigo silente de tantas letras nacidas al compás del pensamiento.

Este gesto, más que una entrega, es una celebración de vida. Serrat, consciente de lo que su obra ha significado para la cultura hispánica, decidió compartir en vida los objetos más íntimos de su creación. Lo hizo el 10 de abril de 2025, en una emotiva ceremonia en Madrid, donde el Instituto Cervantes reconoció su inmenso aporte al arte iberoamericano.

Durante el evento, que contó con la presencia de autoridades culturales y seres queridos, Serrat reflexionó sobre la felicidad que le ha dado su oficio y la importancia de dejar huella con lo esencial: las palabras, las canciones, los gestos honestos. Como broche de oro, recibió el Premio Antonio de Sancha, galardón que celebra su integridad intelectual y el profundo impacto que ha tenido en generaciones de oyentes en España y América.