Washington, D.C. – La reciente participación de la delegación del Ministerio de Hacienda en las reuniones de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) no solo dejó compromisos en materia fiscal, sino también un ambiente de desmoralización e incertidumbre entre varios miembros del equipo técnico.

Fuentes cercanas al Ministerio revelaron que el tono de las reuniones fue más exigente de lo previsto. Los funcionarios del FMI habrían pedido explicaciones detalladas sobre los supuestos fiscales del Gobierno colombiano, especialmente en relación con el gasto social, las reformas estructurales y los riesgos macroeconómicos.

“Fue un baño de realidad. No solo por los indicadores que nos pidieron sustentar, sino por la percepción externa sobre la sostenibilidad del rumbo fiscal actual”, señaló un funcionario que solicitó mantener su identidad en reserva.

El desconcierto se habría profundizado ante la falta de una narrativa unificada por parte de la delegación, lo que generó tensiones internas y dudas sobre la viabilidad de algunas de las apuestas del Plan Nacional de Desarrollo.

Aunque el Ministerio de Hacienda ha intentado mostrar un balance positivo del viaje, asegurando que se reafirmaron compromisos con la estabilidad económica y la responsabilidad fiscal, varias voces dentro del equipo reconocen que el viaje dejó un “remezón técnico” que podría derivar en ajustes importantes en las proyecciones económicas del Gobierno.

Además, trascendió que el FMI fue enfático en su recomendación de fortalecer la credibilidad fiscal, evitar señales mixtas en la política económica y avanzar en la consolidación de ingresos permanentes para garantizar el gasto social sin deteriorar el equilibrio macroeconómico.

De regreso en Bogotá, se espera una revisión interna de las proyecciones fiscales, así como un posible reacomodo dentro de algunos equipos técnicos del Ministerio. Mientras tanto, el ambiente sigue siendo tenso, y la presión sobre el ministro y sus asesores más cercanos aumenta.