Las recientes declaraciones del presidente estadounidense Donald Trump, quien afirmó que varios países están “besándole el trasero” para renegociar acuerdos comerciales, han generado polémica y preocupación en la comunidad internacional.
Durante una cena del Comité Nacional Republicano del Congreso, Trump se jactó de que su política arancelaria ha obligado a varias naciones a buscar acercamientos con Estados Unidos. Sin embargo, no ofreció pruebas concretas ni mencionó nombres de los países involucrados, lo que ha despertado críticas por el tono altanero e impreciso de sus afirmaciones.
Estas declaraciones surgen en medio de un aumento significativo de tensiones entre Washington y otras potencias económicas, especialmente China, que respondió a los recientes aranceles del 104% de EE.UU. sobre sus productos con una represalia del 84% en bienes estadounidenses. Además, el gigante asiático ha incluido a varias empresas norteamericanas en su lista de entidades no confiables.
El estilo provocador de Trump también ha generado incomodidad dentro de su propio partido. Legisladores republicanos han intentado limitar su poder para imponer aranceles de manera unilateral, preocupados por las consecuencias económicas a largo plazo. Pero el mandatario, lejos de moderarse, los ha tildado de débiles, asegurando que su enfoque duro está funcionando.
No obstante, economistas advierten que esta guerra comercial puede desestabilizar los mercados globales, afectar el comercio internacional y generar incertidumbre en un momento en que muchas economías aún se están recuperando.