En un giro inesperado para el conflicto más prolongado del Medio Oriente, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que Israel y Hamás aprobaron la primera fase de su plan de paz para Gaza, una hoja de ruta que promete liberar a todos los rehenes israelíes aún con vida y reducir la presencia militar en la Franja durante los próximos días.

“Hoy estamos viendo el primer paso hacia un nuevo comienzo para Israel y el pueblo palestino”, declaró Trump desde la Casa Blanca.

Una negociación de alto riesgo

De acuerdo con fuentes diplomáticas, el acuerdo fue producto de meses de reuniones secretas entre representantes de Israel, Hamás, Qatar, Egipto, Turquía y Estados Unidos.
La primera fase del plan incluye tres compromisos clave:

  1. Liberación total de rehenes y prisioneros bajo supervisión internacional.
  2. Cese bilateral de hostilidades durante 30 días.
  3. Ingreso controlado de ayuda humanitaria a Gaza con corredores seguros monitoreados por la ONU.

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas convocó una sesión de emergencia para evaluar el texto y estudiar su adopción como resolución vinculante.

Reacciones desde Israel y Gaza

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, afirmó que su gobierno apoyará la fase inicial “si Hamás cumple los compromisos sin retrasos”.
Mientras tanto, el líder político de Hamás, Ismail Haniyeh, confirmó desde Doha que “la organización respetará el acuerdo siempre que Israel detenga los ataques y permita la reconstrucción de Gaza”.

En el terreno, las reacciones fueron contenidas.
Organizaciones humanitarias y familias de rehenes manifestaron cauteloso optimismo, mientras que algunos grupos armados menores dentro de Gaza advirtieron que no reconocen el pacto alcanzado con mediación internacional.

La apuesta diplomática de Trump

El anuncio representa un triunfo político para Donald Trump, quien ha intentado recuperar protagonismo global en su segundo mandato.

Fiel a su estilo directo, el mandatario afirmó que solo su gobierno “tuvo la determinación de obligar a ambas partes a negociar”.

“Cuando otros hablaban de diplomacia, yo hice que las cosas pasaran. Nadie más podría haber logrado esto”, afirmó con tono desafiante.

Trump adelantó que viajará a Jerusalén en las próximas semanas para reunirse con Netanyahu y luego visitará Qatar, donde se firmaría la segunda fase del plan.

Un respiro tras un año de devastación

En Gaza, el anuncio fue recibido entre esperanza y cansancio.
Aisha, una madre palestina de 40 años, dijo a medios locales:

“Si esto significa que dejarán de caer bombas, entonces que lo cumplan. No queremos discursos, queremos vida”.

Organizaciones como la Media Luna Roja y el Programa Mundial de Alimentos ya preparan los primeros convoyes humanitarios con medicinas, alimentos y combustible, que entrarían tan pronto como Israel habilite los pasos fronterizos.

Entre el escepticismo y la esperanza

Expertos en seguridad coinciden en que el acuerdo es un avance histórico pero frágil. El analista internacional Rula Jebreal advirtió que “el éxito del plan dependerá de la voluntad política y del control que Hamás tenga sobre las facciones radicales dentro de Gaza”.

Aun así, la posibilidad de liberar a los rehenes y aliviar la crisis humanitaria genera un respiro en la región.
Las imágenes de familias israelíes y palestinas orando por el fin del conflicto se multiplicaron en redes sociales, reflejando un anhelo común: la paz.

Por primera vez en años, la palabra paz vuelve a resonar entre las ruinas de Gaza y los discursos de Jerusalén.
Y aunque el camino será largo, el anuncio de Trump marca un punto de inflexión en la narrativa de un conflicto que ha dejado más de 35.000 muertos y millones de desplazados.

El mundo observa, las víctimas esperan u la historia, quizás, se reescribe desde una mesa de negociación.