'Si la Fiscalía le tiene miedo a la clase política, no será capaz de cortar los nexos de bandas criminales y clase política tradicional': presidente Petro

Un llamado a romper los lazos entre política y bandas criminales en Colombia

En medio del sol ardiente y los paneles solares recién inaugurados, el presidente Gustavo Petro lanzó una frase que resonó más allá del evento ambiental:

“Si la Fiscalía le tiene miedo a la clase política, no será capaz de cortar los nexos de bandas criminales”.

El mensaje, pronunciado durante la apertura de la primera granja de energía solar del Atlántico, fue mucho más que una crítica institucional. Fue una advertencia sobre el poder que todavía conservan las alianzas oscuras entre sectores políticos y estructuras criminales que, en muchos territorios, siguen dictando quién vive, quién muere y quién manda.

En regiones como el Bajo Cauca, Córdoba, Sucre o el Magdalena Medio, la gente conoce de memoria ese silencio cómplice. Los líderes comunales saben que denunciar puede costarles la vida, y que las investigaciones muchas veces se detienen justo cuando tocan intereses poderosos.

“Uno ve cómo los capos se pasean en camionetas nuevas mientras los fiscales ni se asoman”, dice una lideresa social del sur de Bolívar, que pide no revelar su nombre. “Aquí el miedo es doble: miedo a las bandas y miedo a las instituciones que deberían protegernos”.

Entre el poder y la justicia

Las palabras del mandatario llegan en un momento en que la confianza en la justicia atraviesa uno de sus peores niveles. Las denuncias de corrupción, manipulación de procesos y presión política sobre fiscales o jueces se han vuelto frecuentes.

Para Petro, el mensaje es claro: si la justicia no se atreve a tocar a quienes mueven los hilos desde los escritorios del poder, el país seguirá atrapado en un ciclo de violencia y complicidad.

Una Fiscalía que le tema a los poderosos no sirve al pueblo, sirve al crimen”, insistió el presidente.

Un país cansado de las promesas

En las calles, la gente ya no se sorprende. En el Caribe, en el Pacífico, en los Llanos, las historias se repiten: contratos amañados, alcaldes con padrinos ilegales, elecciones compradas con dinero del narco. La pregunta es la misma desde hace décadas: ¿quién se atreverá a investigar sin mirar el apellido o el cargo?

Los colombianos siguen esperando que la justicia actúe con la misma fuerza con la que lo hace contra el campesino o el joven de barrio humilde. Porque la impunidad, como el sol que abrasa los pueblos, quema parejo.

El escenario no fue casual. Mientras el Gobierno celebraba un avance en energías limpias, el Presidente hablaba de limpiar algo mucho más difícil: la política.
Así como los paneles solares de Repelón capturan la luz para generar energía, Petro pedía que la Fiscalía capture el valor suficiente para enfrentar a quienes oscurecen la democracia.

Mensaje final del Presidente

“Colombia necesita una justicia que no tiemble ante los poderosos, una justicia que no se venda ni se arrodille.
Si queremos que este país cambie, debemos cortar el cordón umbilical que une la política con el crimen.
Solo así volveremos a confiar, solo así la gente volverá a creer en el Estado”.
Agregó el mandatario.

Las palabras del Presidente dejaron en el aire una reflexión que se mezcló con el brillo del sol y la esperanza de los habitantes de Repelón: que algún día, la luz de la justicia alumbre con la misma fuerza con la que hoy lo hace la energía solar sobre el Atlántico.