Colombia está de luto por el asesinato del senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, quien falleció en la madrugada de hoy l 11 de agosto de 2025, dos meses después de sufrir un atentado con arma de fuego en Bogotá. Su muerte ha dejado un vacío político en el Centro Democrático y en la oposición, donde se había posicionado como una de las voces más críticas frente al Gobierno.

Pero, además del dolor y la conmoción, el fallecimiento de Uribe activa un procedimiento legislativo claro sobre lo que debe ocurrir con su curul en el Senado de la República.

El marco legal del reemplazo

Según la Ley 5 de 1992, que regula el funcionamiento del Congreso, establece que en casos de “falta absoluta” —como el fallecimiento—, el presidente de la respectiva Cámara debe llamar al siguiente candidato no elegido en la misma lista, respetando el orden de inscripción original. Este reemplazo se realiza de forma automática, sin necesidad de nuevas elecciones, y no aplica únicamente cuando existe una nulidad judicial de la elección.

El artículo 278 de la norma detalla que el nuevo congresista debe acreditar su condición ante la Comisión de Acreditación Documental, con certificación expedida por la autoridad electoral competente, para luego ser posesionado oficialmente.

En el caso del Centro Democrático, que actualmente cuenta con 13 senadores, el siguiente en la lista de las elecciones legislativas de 2022 es Santiago Valencia, quien ya fue senador entre 2018 y 2022. En esos comicios, obtuvo 36.276 votos, quedando a las puertas de conservar su escaño.

Valencia es abogado, especialista en derecho administrativo y un político cercano a la línea ideológica del expresidente Álvaro Uribe Vélez. Durante su primer paso por el Congreso se destacó en debates de control político sobre seguridad, migración y relaciones internacionales.

Un relevo con alto peso simbólico

Aunque para la ley este procedimiento es un trámite administrativo, en el plano político y emocional es mucho más que eso. El regreso de Santiago Valencia al Senado no solo implica continuar con la agenda legislativa del Centro Democrático, sino también asumir el reto de honrar la memoria y las banderas que defendía Miguel Uribe Turbay.

Fuentes de la bancada han expresado que el nuevo senador tendría la misión de mantener la línea argumentativa de Uribe, especialmente en temas de seguridad ciudadana, fortalecimiento de la justicia y defensa de la empresa privada.

“No se trata únicamente de ocupar un asiento; se trata de representar con dignidad a quienes confiaron en el liderazgo de Miguel y a quienes hoy sienten que la violencia les arrebató una voz importante en el Congreso”, señaló un miembro del partido.

El contexto político y la reacción del partido

Tras confirmarse el deceso de Uribe, el Centro Democrático suspendió su participación en las plenarias del Senado y la Cámara como gesto de duelo. Dirigentes, militantes y ciudadanos acompañaron a su familia en la Fundación Santa Fe y, posteriormente, en la cámara ardiente instalada en el Capitolio Nacional.

El expresidente Álvaro Uribe Vélez y varios senadores de la colectividad han manifestado que este momento no solo es de luto, sino también de reflexión sobre la seguridad de los líderes políticos en Colombia, una problemática que sigue cobrando vidas y debilitando la democracia.

En los próximos días, la Registraduría Nacional expedirá la certificación que avale a Santiago Valencia como reemplazo oficial. Posteriormente, la Comisión de Acreditación Documental dará el visto bueno para que el presidente del Senado lo posesione.

Con este nombramiento, el Centro Democrático busca mantener cohesión interna en medio de un año marcado por tensiones políticas, campañas presidenciales y un debate legislativo intenso.

La silla que deja Miguel Uribe Turbay será ocupada, pero su legado y el impacto de su abrupta partida seguirán marcando el pulso de la oposición y de la política nacional.