Por Leonel Liscano Davila (*)
Entrando en la cuarta semana de paro , movilizaciones, protestas , plantones cacerolazos y obstaculizacion de las vías carreteables, nuestra voz de solidaridad es para con los ciudadanos que padecen con estoicismo , rabia e impotencia, la afectación por el desabastecimiento de todo .
Está desbordada la anarquía y el vandalismo mientras el gobierno hace esfuerzos para sofocar la revuelta y la exacerbación ciudadana que alcanza niveles escandalosos .
Rechazamos toda acción desmadrada del cauce de la protesta formal porque creemos que el derecho constitucional a protestar no ampara actos que afecten la vida , la tranquilidad, la honra y el patrimonio de quienes no se relacionan ni participan del paro ; las víctimas inocentes.
No aprobamos el demencial acto de dañarle el taxi al ciudadano que deriva su sustento de su único patrimonio.
Nos enardece y duele la perdida de vidas y los heridos de parte y parte (¡ al fin y al cabo , todos somos hermanos !) ; la destrucción y el saqueo de la tienda , la cafetería , la droguería , el almacén o el supermercado de quienes tienen esa actividad comercial como único medio de ingreso para sus familias.
Estamos en un momento de efervescencia y calor y presagiamos que alcanzar la normalidad ciudadana será muy costoso porque las exigencias del pliego de emergencia es elevado y con peticiones , algunas desmesurada , que no tienen razón de ser.
— otros tiempos—
Lo cierto es que los tiempos han cambiado y el gobierno debe ser consciente de ello; hoy por hoy , los representantes de la ciudadanía que exige, no se convencen ni se conforman con promesas , como otrora sucedió .
Atrás quedaron las revueltas apaciguadas ; los paros terminados y los bloqueos levantados, con promesas que no se cumplieron.(¡ «Conejos» y «por entre los dedos» (pistolas) de los voceros gubernamentales..!)
Los entendidos calculan , mínimo, seis meses para reparar tanto daño material causado ; y qué decir de las vidas perdidas que nunca se recuperarán ( civiles y de la Fuerza Pública) ; los heridos , los desaparecidos y maltratados que solo cicatrices y resentimientos dejarán para siempre.
—pensando mal–
El viejo adagio de «piensa mal y acertaras» me permite anticipar que , el gobierno juega con la estrategia de la «protesta inversa» que consiste en dilatar las negociaciones para desligitimar el movimiento y ahogar más al pueblo que resiste, hasta que el mismo pueblo que está aguantando necesidades y hambre, se vuelva en contra de los manifestantes y los paros, generando un choque imprevisible entre los que quieren seguir en la protesta exigiendo y quienes no aguantan más restricciones.
La «protesta inversa» comienza a verse cuando en los barrios bogotanos , en Cali, en Medellín, el eje cafetero y otras partes , ciudadanos y comerciantes, hablan mal de la protesta y están creando grupos que reclaman paso en los puntos de trancones por el desabastecimiento de alimentos , medicinas y otros productos de primera necesidad.
Pensando también con el deseo por una pronta negociación que ponga fin a la protesta, como ciudadano afectado y no con el presentimiento del periodista que analiza la desolación y las circunstancias que vivimos, no vislumbró un acuerdo en las próximas horas , ni siquiera en los días inmediatos, (mañana o pasado mañana). Las posiciones encontradas, la beligerancia e intransigencia de las partes que negocian , así lo indican, y eso es triste, muy triste .