El presidente Gustavo Petro volvió a ausentarse de un evento de alta importancia institucional. Esta vez, en Montería, Córdoba, donde el pasado 30 de mayo se celebró la Cumbre de Jefes de Estado de la Asociación de Estados del Caribe (AEC). Aunque su asistencia estaba confirmada y su presencia era clave como jefe de Estado anfitrión, el mandatario no se presentó, y la Casa de Nariño no ofreció una explicación inmediata durante el evento.

Silencio oficial y una silla vacía

La ausencia fue notoria. Gobernadores del Caribe, delegaciones extranjeras, empresarios y medios aguardaban al mandatario, cuya presencia no solo estaba confirmada sino programada en los actos centrales del evento. Sin embargo, el presidente no asistió, y la silla presidencial quedó vacía.

La encargada de explicar su ausencia fue la canciller Laura Sarabia, quien al inicio del evento expresó: “Me gustaría excusar al presidente Gustavo Petro, que por razones de fuerza mayor no nos pudo acompañar, no se pudo desplazar desde Bogotá hasta acá, pero su corazón y sentimiento caribeño siempre nos acompaña”. Además, Sarabia leyó un discurso preparado por el presidente, en el que se reiteraba el compromiso de Colombia con la integración regional y el liderazgo en temas ambientales, migratorios y comerciales.

Sin embargo, el gesto no fue suficiente para calmar el desconcierto entre las delegaciones asistentes, ni para despejar las críticas por la falta de liderazgo visible del Ejecutivo.

Reacciones de mandatarios y oposición

El gobernador de Córdoba, Erasmo Zuleta, lamentó públicamente la ausencia del jefe de Estado, señalando que “el Caribe esperaba al presidente con propuestas, no con excusas. No solo se trataba de una cumbre regional, era una plataforma para el desarrollo, la integración y la cooperación”. Otros mandatarios expresaron en privado su malestar por lo que consideran una desconexión del gobierno nacional con las regiones históricamente marginadas.

Desde la oposición, las críticas fueron más contundentes. El senador Miguel Uribe (Centro Democrático) afirmó que “el presidente Petro gobierna con ausencias, desde las redes sociales, y con una preocupante falta de institucionalidad”. Carolina Arbeláez, representante de Cambio Radical, anunció que solicitará un debate de control político para esclarecer “un patrón de ausencias que empieza a rayar con la inhabilidad funcional”.

Petro reaparece sin explicar su ausencia

El presidente reapareció públicamente el 31 de mayo, casi 48 horas después de su inasistencia a la cumbre, a través de declaraciones sobre la reforma laboral, Ecopetrol y el desempleo. Sin embargo, evitó referirse a su ausencia en Montería, ni ofreció explicaciones al país o a los mandatarios regionales. Su reaparición sin aclaración ha generado una oleada de cuestionamientos en redes sociales y medios nacionales.

La falta de comunicación directa sobre sus constantes inasistencias ha abierto un debate sobre su estado de salud y la transparencia del gobierno. A esto se suma que el exministro Álvaro Leyva acusó públicamente al presidente de tener problemas de adicción a sustancias, afirmando haberlo constatado en una visita oficial a París en 2023. Aunque el gobierno no ha respondido oficialmente a esas acusaciones, la controversia sigue creciendo.

La Constitución Política de Colombia establece en sus artículos 188 y 189 que el presidente debe representar la unidad nacional, ejercer la dirección del Estado, y liderar las relaciones exteriores. Las reiteradas ausencias en eventos oficiales —nacionales e internacionales— sin delegación clara ni justificación pública, pueden ser consideradas un incumplimiento de deberes.

Aunque no existe una figura inmediata que sancione ausencias breves o repetidas, expertos constitucionalistas coinciden en que si se configuran como abandono sistemático de funciones, el Congreso podría activar mecanismos de control político, e incluso —en escenarios extremos— abrir investigaciones por inhabilidad física o mental para gobernar.

Pese al creciente malestar institucional y ciudadano, no se ha activado ninguna medida formal por parte del Congreso, la Procuraduría o la Comisión de Acusaciones. La falta de reacción podría deberse a un vacío jurídico ante las ausencias intermitentes, a la lentitud de los controles políticos, o al temor de los partidos aliados a desestabilizar un gobierno con mayoría parcial en el legislativo.

Mientras tanto, el presidente continúa acumulando inasistencias: más de 100 desde el inicio de su mandato. La figura presidencial se resiente ante una ciudadanía que exige coherencia, transparencia y liderazgo territorial.