En un giro audaz que sacudió el corazón político del país, el presidente Gustavo Petro irrumpió este miércoles en el Congreso con una jugada histórica: radicó ante el Senado un explosivo texto de consulta popular, con el que busca poner en manos del pueblo las reformas que el legislativo le ha cerrado una y otra vez.

Frente a miles de personas reunidas en la Plaza de Bolívar, y en medio del fervor popular del Día del Trabajador, Petro no solo hizo historia, sino que lanzó un mensaje claro: el verdadero soberano es el pueblo colombiano.

La consulta contiene 12 poderosas preguntas que apuntan a una transformación profunda del modelo laboral del país. Entre los puntos más candentes:

  • Reducción de la jornada laboral a 8 horas,
  • Pago doble por trabajo en festivos,
  • Eliminación de la tercerización laboral,
  • Contratación indefinida como norma,
  • Protección total a los derechos laborales.

“Si el Congreso sigue siendo una muralla para el cambio, el pueblo la derribará con su voto”, advirtió el mandatario en tono desafiante, dejando abierta la puerta a convocar la consulta por decreto, si el Senado no se pronuncia en 30 días.

Este movimiento ha sido calificado por analistas como el más arriesgado pero también el más democrático del actual gobierno. La apuesta es clara: consultar directamente a los colombianos, sin intermediarios, si quieren un nuevo contrato social que garantice dignidad en el trabajo y justicia social.

Las calles ardieron de entusiasmo. Sindicatos, estudiantes, maestros, comunidades indígenas y ciudadanos de a pie marcharon al grito de ¡Sí al cambio! ¡Sí a la consulta! La Plaza de Bolívar se convirtió en el epicentro de un nuevo pulso entre el pueblo y el poder establecido.

Ahora, el balón está en el campo del Senado. ¿Aprobarán la voz del pueblo o sellarán su propia desconexión con la ciudadanía? Si el Congreso da luz verde, en tres meses Colombia podría vivir una jornada histórica: un referendo que definiría el futuro de millones.

El presidente ha dejado claro que esta es una cruzada ética y popular. “O gobernamos con el pueblo, o no habrá gobernabilidad para nadie”, sentenció.

El país entero está en vilo. ¿Será esta la chispa de una nueva era? ¿O el principio de una batalla aún más intensa por el poder popular?