El presidente Gustavo Petro culpó este martes al uribismo por el hundimiento de la reforma laboral en el Congreso y por oponerse a la posibilidad de una consulta popular que someta sus reformas sociales a decisión ciudadana. Sin embargo, sus declaraciones, lejos de generar consenso, han sido interpretadas como un nuevo ataque que profundiza la polarización política en Colombia.
“Todo un desastre de partido”, dijo Petro en referencia al Centro Democrático, luego de que se cayera el trámite de la reforma laboral en la Comisión Séptima del Senado. El mandatario ha insistido en que la oposición liderada por el expresidente Álvaro Uribe ha saboteado sistemáticamente los proyectos del Gobierno del Cambio.
No obstante, sectores políticos y analistas advierten que el tono confrontacional del presidente no ayuda a destrabar las reformas ni a construir puentes con la oposición. Para algunos, el verdadero reto del Gobierno no es la resistencia del uribismo, sino su dificultad para tender consensos, escuchar propuestas alternativas y asegurar mayorías parlamentarias.
La posibilidad de una consulta popular también ha generado divisiones. Mientras Petro plantea esta salida como un mecanismo democrático frente al bloqueo institucional, críticos señalan que podría ser una vía riesgosa que elude los contrapesos del Congreso.
El choque entre Gobierno y oposición continúa elevando la tensión política en un país que exige respuestas concretas en temas como empleo, salud y seguridad, más allá de los discursos y la confrontación.