En medio de la crisis que enfrenta el sistema de salud en Colombia, la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) ha dado un paso al frente y ha hecho un llamado urgente al diálogo nacional. Los obispos insisten en que la reforma del sistema debe construirse con transparencia, participación ciudadana y sin caer en la polarización política que hoy amenaza con profundizar el conflicto.

Desde su Asamblea Plenaria en febrero de 2023, la CEC ha manifestado su preocupación por el rumbo de la reforma de salud, resaltando la necesidad de garantizar un debate amplio e incluyente que refleje las verdaderas necesidades del pueblo colombiano. En este sentido, aunque no han oficializado su papel como mediadores, su historial como facilitadores en procesos de diálogo los posiciona como una voz de equilibrio en medio de la crisis.

¿UN NUEVO PAPEL PARA LA IGLESIA?

El papel de la Iglesia Católica en la resolución de conflictos en Colombia no es nuevo. En 2018, durante el estallido del conflicto estudiantil, los obispos ofrecieron sus buenos oficios para mediar entre las partes, reconociendo la educación como un pilar esencial para el desarrollo y la paz. Asimismo, en múltiples escenarios de negociación con grupos armados, la Iglesia ha servido como garante de procesos de reconciliación.

Uno de los rostros clave en estos esfuerzos ha sido el padre Héctor Fabio Henao, delegado de la CEC para las relaciones Iglesia-Estado, quien ha trabajado incansablemente en la promoción del diálogo y la pacificación del país. Su experiencia en la mediación de conflictos y su compromiso con la búsqueda de soluciones lo convierten en una figura estratégica en este nuevo reto.

LA GRAN PREGUNTA: ¿ACEPTARÁ EL GOBIERNO?

El llamado de los obispos abre una puerta a una posible intervención de la Iglesia en el debate sobre la salud. Sin embargo, la gran incógnita es si el Gobierno y los diferentes actores políticos estarán dispuestos a aceptar su mediación o si, por el contrario, continuarán enfrascados en una lucha de intereses.

Con un sistema de salud al borde del colapso, hospitales en crisis financiera y pacientes viendo peligrar su atención, la urgencia de encontrar soluciones es innegable. La Iglesia ha hablado. Ahora, el país espera la respuesta de quienes tienen el poder de tomar decisiones.