Mientras el Monte Everest sigue siendo la cumbre más alta visible sobre la Tierra, un reciente descubrimiento científico revela que debajo de nuestros pies se esconde un mundo aún más sorprendente: gigantescas montañas subterráneas que superan su altura.
Un grupo de científicos, utilizando tecnología de tomografía sísmica avanzada, ha detectado inmensas formaciones montañosas a unos 660 kilómetros bajo la superficie terrestre. Estas estructuras se ubican en la frontera entre el manto superior y el manto inferior del planeta, donde los materiales más densos forman elevaciones colosales, invisibles a simple vista, pero imponentes en escala.
Este hallazgo no solo desafía la manera en que concebimos el interior de la Tierra, sino que podría redefinir nuestra comprensión de cómo se comportan las placas tectónicas y cómo se generan los terremotos.
“Es como encontrar cordilleras ocultas dentro del planeta, un paisaje completo que jamás imaginamos”, aseguran los investigadores.
Aunque jamás podremos escalar estas montañas, su existencia nos recuerda que la Tierra todavía guarda secretos monumentales bajo su superficie.