El magnicidio de Jovenel Moïse fue el resultado de un complot para destronarlo de la Presidencia de la República de Haití, urdido por sus enemigos políticos, que contrataron oficinas de apariencia legal que operan en el mundo del crimen político, encargadas de colocar mercenarios, en su mayoría, militares sin trabajo o activos.
Se trató de un operativo ordinario, “bomba”, ex profeso urdido al fracaso para quienes fueron utilizados como carne de cañón, entre esos, parte de los colombianos, pero alcanzando su objetivo, matar a Jovenel Moïs.
A quien se le ocurre introducir a 28 militares colombianos, varios de ellos empapelados ante la Justicia por el desastre ignominioso de los “falsos positivos” o la desaparición forzada, para embutirlos entre mayo y junio a Haití a través de rutas controladas por personal y tecnología al servicio de la Interpol, el FBI y la CIA..??
A esta hora la eficiente Policía de Haití, a cargo del oficial Leon Charles, tiene identificados a los autores materiales, entre esos al capitán del Ejército colombiano, German Rivera García, pieza clave; a 3 intelectuales, entre esos, el médico haitiano Christian Emmanuel Santon, residente en Miami; al Jefe de Seguridad del Palacio Presidencial, Dimitri Herárd, al Coordinador de seguridad, Jean Laguel Civil, a 3 haitiano – norteamericanos; más 3 colombianos muertos, entre esos, el reclutador, sargento Duberney Capador, y un etc. que llenan un hotel.
Se descarta la hipótesis creada por los militares colombianos de haber sido contratados para “capturar” – no matar – al Presidente Moïse, si nos atenemos al informe forense, a cargo del Juez de Paz, Carl Henry Destin, que indica que la víctima recibió 12 impactos de bala de gran calibre y también de 9 mm., uno en el ojo izquierdo, otro en la frente, dos en el pecho, el resto en la cadera y abdomen, con un brazo partido, e hiriendo a la esposa, Martine Moïse, quien se encuentra hospitalizada en Miami.
Confesaron ante el juez Fidelito Dieudonné los militares colombianos que el “plan captura” a nombre de la DEA, fue modificado a última hora, recibiendo la “nueva orden de asesinarlo”, compartimentando el accionar criminal con el ingreso de 7 unidades al interior de la casa, mientras 17 controlaban la calle, con el resto de la seguridad traidora de la casa residencia del Presidente, asegurando así el éxito del operativo y la evacuación indemne; al final, la esposa de Jovenal Moïse, doña Martine, se salvó para contar lo sucedido, porque se hizo la muerta.
Los haitianos estadounidenses James Solages y Joseph Vincent, quienes afirman haber sido contratados por internet como traductores, cumplían una misión criminal a conciencia, del francés isleño de los guardias del affaire al español de los comandos colombianos.
El magnicidio ocurre en la antesala de la disputa por el Poder Político en Haití, próximo a una elección presidencial en Septiembre próximo, en medio de tensiones por la existencia de grupos armados en la capital, polarizada por las posiciones de Jovenal Moïse, en materia de contratación energética, donde tienen intereses empresarios colombianos, tema sobre la cual, el investigador colombiano, Gonzalo Guillen, afirma, debe centrarse parte de la investigación de activa presencia de ex militares colombianos en la isla, y por otro lado, por la posición del presidente asesinado, de no contratar la vacunación masiva anti Covid con las multinacionales farmacéuticas.
Según opinión del politólogo español al Noticiero Barcelona Spain, Eduardo Luque, detrás de este drama, se evidencia la lucha por el Poder Político, en cabeza de tres figuras visibles, el actual primer ministro, interino, Claude Joseph, quien dice tener apoyo de Washington; el aprobado por una mayoría discutible del congreso, Joseph Lambert; y el señalado por el Presidente Moïse, Ariel Henry.
Afirma Luque, que el interés específico de Washington por el control geopolítico del Caribe, Centro y Suramérica utilizando el territorio de Haití, como base militar contra Cuba, Venezuela, Nicaragua, Peru, Brasil, aprovechando la desestabilización interna y la enconada confrontación entre facciones armadas propensas a una guerra civil.
De suyo, se afirma que la confrontación política interna entre facciones armadas, había dado lugar a peticiones de intervención a los EEUU, en Puertos, Aeropuertos y centros neurálgicos, por hacer parte Haití de la ruta de la droga que abastece el mercado americano, todo lo cual justificaría la intervención militar. Ya en Haití había hecho presencia tropa de la NNUU que causó desaprobación de la ciudadanía por los delitos sexuales y saqueo, calificada como fue, una amarga experiencia para la población.
Coincide la misión criminal contra Haití con las manifestaciones en Caracas y Cuba; con escaramuzas ante las sedes de las embajadas de ese país, en Bogota y Buenos Aires; con la campaña presidencial en Nicaragua; con la permanente desestabilizas en la frontera colombo – venezolana; con la elección de un demócrata a la Presidencia de Peru; con la eventual derrota de esa ultra encabezada por Bolsonaro en Brasil; y se expresa, más allá, cómo una respuesta de los EE. UU. a los rusos por el control de su patio trasero.
Surgen preguntas:
Deben ser extraditados a Haití los “socios” de las 4 empresas colombianas que contrataron el comando pagado por CTU Security del venezolano Anthony Emmanuel Intriago Varela?
Las empresas brokers de “seguridad” hacen parte de estructuras operativas articuladas a las fuerzas legítimas del estado colombiano? Qué dice la Inteligencia militar o de la Policía o el FBI que trianguló la ubicación del comando de militares colombianos?
Qué relaciones ha tenido el gobierno colombiano con el empresario de seguridad venezolano Anthony Intriago? Y esas fotos del Presidente Duque con Intriago y Alfred Santamaria, socio de Intriago? Acaso no sin los mismos personajes de las revueltas en la frontera con la organización?
Qué sabe la fiscalía general de la Nación o Inteligencia militar o de la Policía Nacional de los contratos de estas estructuras revestidas de legalidad para desestabilizar gobiernos legítimos?
Cómo así que han sido contactados y trasladados a Emiratos Arabes, Afganistán, Yemen, Iraq, etc. lo que sería un envilecimiento de nuestros hombres de honor a partir de una política de guerra sucia interior que los llevó a los estrados judiciales y a la condena por delitos de lesa humanidad??
Qué sabe la embajada americana del accionar de estas máquinas de guerra??
Existe un plan de guerra para el Caribe contra Cuba, Venezuela, Nicaragua, Peru; q incluye paralizar elecciones en Colombia; detener el proceso de Brasil, en fin, para lo cual Haití jugaría como base militar de operaciones?
A lo mejor será Leon Charles, el jefe de la Policía de Haití quien nos dé más luces sobre lo que se mueve en la trastienda…
Toca esperar ..