Por: Alfonso Camerano
Se apagó definitivamente Roberto Gerlein Echeverria, aunque su luz empezó a extinguirse años atrás, replicando, en vida propia, el pasaje bíblico de José, hijo de Jacob, abandonado por su hermano.
Genio y Figura, admirado por seguidores y contradictores, era el as de la tribuna parlamentaria, o de las declaraciones de prensa o de los foros políticos o académicos, siendo memorable cuando en nombre de su partido conservador pidió la palabra en el Senado de la Republica, para oponerse al proyecto que permitiría la creación de sociedades conyugales entre parejas del mismo género, expuso, con ese estilo que lo caracterizó,
“… dos hombres compartiendo el mismo catre….es un sexo sucio…excremental..! “
y remataba con la Biblia, siempre con el Antiguo Testamento:
“creced y multiplicaos”,
que aún a mucha gente le causa gracia, todo en nombre de esa bandera conservadora, que le servía de punto de apoyo doctrinario, más, por mera actitud política, que por convicción, pero él sabía que le granjeaba el respaldo de la Iglesia y de los homófobos copartidarios.
Gerlein tuvo la oportunidad de acercarse a los sectores democráticos y de izquierda cuando decidió enfrentarse al “Estatuto de Seguridad” de Turbay Ayala, redactado por su copartidario, Hugo Escobar Sierra, contenido en el decreto 1923 de 1978, todo un engendro fascista que sustituía el Código Penal, y dejaba en suspenso las garantías constitucionales del debido proceso.
El de Roberto Gerlein fue el mejor discurso pronunciado en el Teatro Jorge Eliecer Gaitan, al crearse, en marzo de 1979, el Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CPDH), en cuyo primer Foro Nacional por los Derechos Humanos y las Libertades Democráticas en 1979, compartió tribuna con J. Emilio Valderrama; Roberto Arenas Bonilla, Fabio Lozano Simonelli, Carlos Roca, Apolinar Díaz Callejas, Gilberto Vieira, Alfredo Vásquez Carrizoza, alzando su voz al denunciar, con dialéctica y fogosidad oral, la quiebra del estado de derecho y la necesidad de forjar una gran unidad nacional.
Por esos días, Dario Echandía, el mismo de “El Poder para qué?”, después del asesinato de Jorge Eliecer Gaitan, declaró “Turbay es un firmón de los militares”, siendo el General Camacho Leyva su Ministro de Defensa.
Pero Gerlein nunca se decidió a romper con el régimen ni con su partido, devenido en clientelista y sin linderos ideológicos, que solo superó Belisario Betancur, en 1982, cuando propuso el suprapartidista Movimiento Nacional, con el “sí se puede”, que se ganó el apoyo de las mayorías nacionales, para abordar el proceso de Paz, frustrado por un Movimiento guerrillero arrogante y triunfalista.
El espacio renovador desde el establecimiento lo ocupó en el país Luis Carlos Galán y Rodrigo Lara Bonilla, por el nuevo liberalismo; la Unión Patriótica y la AD M19, por la Izquierda, mientras el Conservatismo quedará bajo las banderas de Salvación Nacional conducida por un Álvaro Gómez Hurtado remasterizado.
De la Constituyente, que eligió a los conservadores Carlos Daniel Abello Roca, del sector Gerleinista, matriculado con Gómez Hurtado; y a Carlos Rodado Noriega, por el ala Pastranista; lo que vendrá, será el declinar de ese sector político que admitió, como propio y mejor candidato de la esencia reaccionaria conservadora, a Álvaro Gómez Hurtado.
Prefirió, paralelo a su fortalecimiento político, abrir la puerta de la contratación pública de grandes obras civiles a la firma de su hermano Julio, a quien defendió hasta el final de sus días, por el rollete del affaire Ayda Merlano, y la compra de votos en la Casa Blanca, a pesar de que ya no era correspondido.
Reconoció públicamente, al final de su periplo, que era “un hecho” la compra de votos,
“Si el elector no recibe un aliño no vota”.
Era una verdad sabida, fue uno de los corruptores del elector, desde esa casa política de hizo famoso el “voto-ferretero”, canjeando votos por cemento y materiales de construcción a barrios de invasión; “limpiaron” las EEPPMM, con los aliados liberales, a la larga eran hijos del Frente Nacional, que envileció la democracia y nos metió en otra violencia.
Retirado del Senado y decepcionado por la bifurcación de caminos con su carnal brother, ahora dedicado a su currucucú, erigida en candidata sustituta al Senado de la República, empezará a morir Roberto, no resistió la traición.
Aunque no fui su amigo, siempre tuvo una manera especial de abordar nuestros encuentros casuales; la penúltima vez que lo vi, en el primer piso del Centro Civico de Barranquilla, venía de declarar ante un Juez Civil, se le notaba agitado:
Le dije: “Roberto, porque no escribes tus memorias?”
Y me contestó:
“…Pero no de mis putas tristes, como escribió Gabo…”
Y la última, esperando turno en las oficinas de Telefónica Movistar, en la calle 72 con carrera 54, en Barranquilla, me dijo:
“No hay razón para que Julio me haya esto a mí”
En esa lucidez que le viene al hombre cuando presiente la muerte, igual que lo previo Horacio Serpa,refiriéndose a la próxima elección de Presidencial, declaró Roberto Víctor Gerlein Echeverria:
“Petro cabalga sobre su propia inteligencia, y cabalga sobre los errores que los medios le atribuyen a la derecha. Petro probablemente será presidente. Si la derecha se divide, Petro tiene el camino abierto”.
Descansa en Paz, Robertico