Por: Hernan Baquero Bracho

Riohacha es un rinconcito del Caribe colombiano, con sus incendiados crepúsculos, llenos de embrujadas guaridas, con sabor a piratería, bacanales nocturnas, con cañonazos en fuego cruzado y algarabía guerrera de los desnudos hijos del mar.

En esta ciudad las nuevas generaciones se destacan por su crítica acertada y progresista que le está dando un nuevo dinamismo a la universidad de La Guajira, de la que ya brotó un gobernador. Riohacha también es el bullicio del mercado, donde una india tararea un canto triste como un sermón o elegía a la sociedad que lo margina; la imagen de un barco que se aleja; la del adolescente que vende arepa de chichiguare o tortuga frita.

Definitivamente esta ciudad señorial es un mar de verano, que hay que darle un posicionamiento a escala mundial en su turismo, una de sus variables más importantes para que el distrito capital se abandere de esta causa.

Se acerca un nuevo 2 de febrero, un día especial para los riohacheros, los raizales y los que de corazón aman esta ciudad. ¿Quién iba a imaginar que la patrona de Riohacha, la virgen de los remedios o “la vieja mello” se convertiría con los años en la hacedora de milagros de grandes acontecimientos en todos los planos?

Desde lo religioso en especial en sanar a muchos enfermos hasta en lo político donde con mucha fe acuden personajes de talla nacional, regional y departamental a que la Vieja Mello le haga su milagrito.

Se oye en lontananza la canción que el exgobernador Álvaro Cuello Blanchar le hizo a la vieja Mello y las nostalgias se confunden con la misma alegría de este dos de febrero.

Este año por la pandemia no se celebrar las acostumbradas misas y la mayor de gran afluencia de sus devotos, todo será virtual y extrañaremos la procesión y la entrega de velas donde el suscrito se ha mantenido fiel a la «Vieja Mello» por más de 25 años.

Sera un 2 de febrero nostálgico, donde el bullicio de la gente estará ausente así como las reuniones de políticos y parrandas. Que vaina este virus cambio todo en el mundo y Riohacha no será la excepción.

El gran milagro que hizo “la vieja mello”, ocurrió un 14 de mayo de 1666, cuando las aguas embravecidas del mar Caribe intentaban arrastrar la pequeña parroquia de ese entonces llamada Riohacha, entonces sus habitantes de la época sacaron a la virgen, la pasearon, y cuando iba en la famosa “calle de las perlas” al frente de lo que es hoy el Hotel Arimaca, se cayó su corona y posteriormente se produjo el milagro. Las aguas comenzaron a regresar a su cauce normal, y los riohacheros, desde ese día, veneran a la virgen de los remedios, como su patrona y protectora. Como lo anotaba en el párrafo anterior ya la virgen de los remedios no solamente aplaca las olas embravecidas del mar sino que hace milagros a los políticos en todos los sentidos.

Recordemos el del expresidente de la República Álvaro Uribe Vélez en el año 2002, quien en ese 2 de febrero cargó a la virgen, recorrió la procesión con ella acuesta, recibió la vela, y días después ya Uribe era el favorito de los colombianos y desde esa fecha el ex presidente de los colombianos se ha vuelto devoto de ella.

Así ha sucedido con gobernadores y alcaldes que han recibido el milagro de “la vieja mello” y senadores no solamente de aquí sino de otras partes del país acuden de manera puntual cada 4 años a pedir el famoso milagro que de manera misericordiosa la virgen de los remedios se los concede.

Un nuevo 2 de febrero, una nueva fecha para enmarcar. Ese día el bullicio, el gentío y la devoción a la patrona no se sentirá por la pandemia, pero desde las residencias y de manera virtual, se sentirá más ese fervor que despierta la patrona de los riohacheros a los que acuden a recibir su bendición y su milagro.

 Los encuentros políticos con almuerzos y parrandas a bordo esta vez no ocurrirán y como siempre “la vieja mello” cumpliéndole de manera puntual ese milagro no solo a los que van con fe pero este año de manera diferente.

El 2 de febrero, una fiesta para enmarcar a la patrona de los riohacheros y de los que también amamos esta ciudad, no podremos acudir de manera puntual a su misa mayor y a su procesión en la plaza Padilla por la pandemia, todo esto lo sentiremos muy fuerte y solo de manera virtual veremos a la ‘Vieja Mello» y luego estará cada quien encerrado en sus casas por la pandemia y protegiéndonos todos de este mortal virus. Una pregunta final ¿Si celebraran parrandas en especial en las casas fincas? No lo creo y si lo hacen que asuman los riesgos.

El Mayor Milagro que le pedimos a la «Vieja Mello» es que este virus desaparezca de nuestras vidas.

Virgencita haznos ese milagro.