Tras años de dilaciones, recusaciones y una Fiscalía que ha sido señalada de actuar más como defensa que como acusación, el juicio contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez por presunta manipulación de testigos ha llegado a su fin. El juez 44 penal del circuito con funciones de conocimiento anunció que el fallo será leído el próximo 28 de julio, en medio de un ambiente cargado de suspicacias.

Uribe, figura dominante de la política colombiana durante más de dos décadas, enfrenta cargos por soborno y fraude procesal, aunque tanto él como la Fiscalía —en una posición llamativa— han pedido su absolución. El expresidente volvió a presentarse como víctima de una persecución política, mientras los representantes de las víctimas denuncian maniobras para diluir el caso y minimizar las pruebas.

El proceso, que comenzó tras la denuncia de que Uribe habría intentado manipular testigos para favorecer su causa, ha estado marcado por decisiones cuestionadas, fiscales reemplazados y presiones públicas. Todo ello ha generado la percepción de que la balanza de la justicia podría estar inclinada antes del veredicto.

El 28 de julio no solo se decidirá la suerte judicial de Uribe, sino también la credibilidad de un sistema que, para muchos, sigue operando con privilegios cuando se trata de los poderosos.