Las intensas lluvias que afectaron recientemente el sistema subterráneo del metro de Nueva York fueron aprovechadas por el exalcalde Enrique Peñalosa para volver a defender su apuesta por un metro elevado en Bogotá, pese a que el contexto urbano y climático de ambas ciudades es muy distinto. En redes sociales, Peñalosa señaló que las líneas elevadas en Nueva York “no tuvieron ningún problema”, mientras que las subterráneas colapsaron por el agua.
“Una vez más se evidencia por qué los metros elevados son más resilientes frente al cambio climático”, escribió, como si una inundación puntual en otro continente bastara para zanjar un debate de décadas en Bogotá.
El comentario fue interpretado por muchos como una estrategia para justificar decisiones pasadas sin reconocer las complejidades que implica una ciudad como Bogotá, donde la infraestructura elevada ha sido ampliamente cuestionada por su impacto visual, ambiental y social, especialmente en zonas patrimoniales y densamente pobladas.
Críticos de Peñalosa le recordaron que la comparación entre Nueva York y Bogotá es simplista y oportunista. “¿También vamos a copiar sus trenes por 24 horas al día, su cobertura total o el presupuesto de una de las economías más grandes del mundo?”, cuestionó un usuario en redes.
Mientras tanto, el metro elevado de Bogotá avanza lentamente, en medio de dudas técnicas, críticas por la improvisación en su trazado y una creciente sensación de que el debate aún no está cerrado. Lo cierto es que, cada vez que hay una tormenta en otra parte del mundo, Peñalosa parece encontrar una excusa para defender su modelo, aunque la lluvia no caiga sobre la capital colombiana.