Honduras vivió este 30 de noviembre de 2025 una de las jornadas electorales más tensas y reñidas de su historia reciente. Con una votación marcada por denuncias de irregularidades, un ambiente político polarizado y una participación masiva, el país quedó atrapado en un empate técnico entre dos candidatos que representan visiones completamente opuestas para los próximos cuatro años.
A la medianoche, y con más de la mitad del escrutinio procesado, el Consejo Nacional Electoral (CNE) reveló que la diferencia entre Nasry Asfura, del conservador Partido Nacional, y Salvador Nasralla, del centrista Partido Liberal, era de apenas unos miles de votos. La candidata del oficialismo, Rixi Moncada, quedó en un tercer lugar distante, complicando la continuidad del proyecto político de LIBRE.
Un país dividido entre tres caminos
La elección hondureña se libró entre tres fuerzas:
Nasry Asfura, con un mensaje de orden, inversión y retorno del modelo empresarial-conservador.
Salvador Nasralla, impulsando un discurso anticorrupción que apela al voto desencantado de derecha y de centro.
Rixi Moncada, sosteniendo la bandera del progresismo y del proyecto impulsado por la presidenta saliente.
Aunque las encuestas anticipaban una contienda cerrada, pocos esperaban que el escrutinio terminara convertido en una carrera voto a voto, donde cada acta puede inclinar la balanza.
Tensión en las calles y llamados a la calma
Las horas posteriores al cierre de urnas estuvieron marcadas por:
Acusaciones cruzadas de fraude.
Señalamientos sobre presiones a funcionarios electorales.
Temor a la intervención de fuerzas institucionales.
Llamados a la calma de organismos internacionales y observadores extranjeros.
La preocupación central es que el clima político pueda escalar hacia un escenario de crisis poselectoral, especialmente si alguno de los bandos desconoce los resultados oficiales.
Más que un presidente: se define el rumbo del país
Además de la Presidencia, Honduras eligió:
128 diputados al Congreso Nacional.
Alcaldes y gobiernos municipales.
Representantes al Parlamento Centroamericano.
La composición del Congreso será clave para la gobernabilidad, sobre todo en un país donde las tensiones entre Ejecutivo y Legislativo suelen marcar el pulso de la estabilidad política.
Temas de fondo: seguridad, corrupción y economía
Las elecciones se desarrollan en un contexto de:
Aumento de la violencia criminal.
Creciente desconfianza ciudadana hacia las instituciones.
Un sistema económico golpeado por desigualdad, desempleo y migración.
Temores sobre la injerencia de grupos de poder y élites tradicionales.
La ciudadanía votó no solo por un rostro, sino por un rumbo: un giro hacia políticas conservadoras, un proyecto anticorrupción o la persistencia del modelo progresista.
El país espera, y el resultado puede cambiar a cada minuto
Con un escrutinio lento y con un margen estrechísimo, Honduras entró en un compás de espera. Cada nuevo paquete de actas podría cambiar el liderato, y la tensión aumenta con la expectativa de un posible recuento, impugnaciones o disputas legales.
Mientras tanto, miles de hondureños siguen frente a las pantallas, pendientes de un resultado que puede redefinir la política nacional durante los próximos años.
Lo único seguro, por ahora, es que Honduras enfrenta un momento decisivo:
una elección que puede marcar un giro histórico o profundizar la incertidumbre que ya pesa sobre la región.



