Por: Lucio Torres
pase allí está «Chiquito Malo».
¿Pueden las autoridades contener la guerra por «Blanca Nieve»? No es la única pregunta que toda persona sensata se hace por temor a la expansión de este poder mafioso del narcotráfico. ¿Cuál es el papel de la Policía Nacional? ¿Lo está haciendo con efectividad? ¿Está cumpliendo con su deber? ¿La rotación en las comandancias de policía es suficiente para garantizar la efectividad en el combate contra el crimen organizado? ¿Cuál es la conducta de los alcaldes distritales y gobernadores frente a esta guerra?
A diferencia del pasado inmediato, las organizaciones criminales no solo se limitan a la producción y exportación de la cocaína de alta pureza. Ahora quieren controlar toda la cadena productiva y de comercialización de la droga. O sea, que el teatro de operaciones ya no está alejado de los grandes centros urbanos. Por esa razón, la guerra se trasladó a las ciudades donde el poder corruptor de su dinero sucio penetra, incluso, a la misma policía. No solo buscan controlar la exportación sino también el microtráfico, ya que este mercado ha crecido exponencialmente.
La guerra por «Blanca Nieve»
La guerra por «Blanca Nieve» aumenta el uso de armas de fuego. En Barranquilla, por ejemplo, si bien los delitos se redujeron levemente durante la pandemia, produjo una situación particular que merece un análisis más detenido. Nos referimos al uso del arma de fuego para la comisión de los actos criminales. En homicidios el uso pasó del 73.2 % al 80.4 %. Un aumento significativo de 10.2%. En lesiones personales pasó del 3.1 % al 10.1 %. En hurto a personas aumentó un 14.3 % y en hurto a comercios un 12.2 %. (Observatorio del Delito).
De esa manera observamos que los indicadores de inseguridad ciudadana en Santa Marta, Barranquilla y Cartagena muestran un comportamiento peligroso. Y es el uso de armas de fuego para los homicidios, el atraco y la pelea común. Es decir, la delincuencia se está armando cada día más con elementos letales para su acción delincuencial.
¿A qué se debe ese creciente uso de las armas de fuego? ¿Por qué no hay una efectividad en el control policivo? Sin lugar a equívocos, una de las causas es la influencia de las bandas criminales en las ciudades. Estas trafican con más armamentos que llevan al mercado subterráneo. Además, mayor es el número de jóvenes que son reclutados por el crimen organizado en los barrios populares de nuestras ciudades.
Para efecto de la seguridad ciudadana, lo más importante es evitar que esta guerra narcoparamilitar dispare los indicadores de inseguridad de Cartagena, Santa Marta y Barranquilla. Son las tres ciudades portuarias que las organizaciones criminales se disputan para controlar las exportaciones del maldito polvo.
Contener la guerra por «Blanca Nieve»
Los comandantes de las tres Perlas del Caribe tienen un gran compromiso con la seguridad ciudadana. Pero principalmente los tres alcaldes: William Dau, Virna Jhonson y Jaime Pumarejo. Y de paso los gobernadores de los tres departamentos: Vicente Blel, Carlos Caicedo y Elsa Noguera. ¿Tienen voluntad política para combatir el narcotráfico? ¿Dejaron crecer al enano? ¿La Policía Nacional cuenta con las herramientas efectivas? ¿Existe una política se seguridad y convivencia ciudadana de los tres distritos y de las tres gobernaciones? ¿Qué tipo de colaboración interterritorial tienen para el combate efectivo de las bandas criminales que controlan el negocio del narcotráfico?
Este cuestionario merece una respuesta de los gobernantes y de los comandantes de policía. Son ellos los responsables de la seguridad ciudadana del territorio. La crisis se profundiza casa día. Si bien es ciertos que han dado golpes contundentes en operativos nacionales, los comandantes de policía de las ciudades se limitan a operativos donde solo caen los «jibaros» con pocos gramos de alucinógenos. Pero sirve de motivo para los shows mediáticos. No obstante, se olvidan de los jefes y de sus grandes proveedores. Es necesario que los jefes de gobierno locales exijan resultados a la Policía y no sean cómplices mudos de su inoperancia.
La política de compensaciones a los agentes de policía por resultados, puede conllevar a falsos positivos muy graves. Esto porque va en perjuicio del derecho a la libertad y al buen nombre de los ciudadanos. Además, deteriora la confianza ciudadana en el policía.
¿Se acabará La guerra por «Blanca Nieve»?
Mientras haya consumo, el narcotráfico nunca se acabará. Y si es ilegal, peor. La violencia se incrementará. Pero el 2021 y el 2022 parecen ser los años del fin de la guerra total entre las organizaciones criminales Los Pachencas y el Golfo.
Por un lado, el Clan del Golfo se encuentra acorralado, luego de la operación “Agamenón” de la Policía Nacional donde murió Nelson Darío Hurtado Simanca, alias «Marihuano», segundo al mando de la organización.
En febrero de 2021 la Policía Nacional, luego de matar al hombre de confianza de Otoniel, sacó pecho. Pero los Pachenca están recuperando terreno asociandose con otras organizaciones criminales, como las disidencias de las FARC-EP y Los Caparros.
Si bien es cierto que el presidente ordenó acabar con la organización de los Úsuga, puede suceder que caiga en el vacío. O también que le asesten duros golpes al Clan el Golfo —como en efecto está sucediendo— y provoque su mutación en otra organización tan criminal como la anterior. Pero las organizaciones criminales, realmente, no se van a acabar.
Mientras tanto hay una carrera contra el tiempo, pues, la organización se le ha convertido en un dolor de cabeza al presidente Duque. El gobierno de los Estados Unidos le pide efectividad en el control de la producción y de las exportaciones. Estas dos variables crecieron en lo que va corrido del actual gobierno. Estados Unidos dijo que la producción aumentó un 8% y alcanzó 212 mil hectáreas en 2019, cifras récord. En el 2020 continúo en aumento junto con la actividad criminal de las bandas mafiosas.
A nivel interno, Duque tiene una fuerte presión de la opinión pública porque está sentida por las constantes masacres ejecutadas por estas bandas. También uno de los factores que motivó al gobierno a arreciar su ofensiva contra el Clan del Golfo fue la muerte por Covid-19 del ministro de defensa Carlos Holmes Trujillo. Este ministro no fue efectivo en la lucha contra las bandas criminales, lo cual permitió el incremento de la violencia en 2020.
Papel de la Policía
En ciudades como Cartagena y Barranquilla se empezó a llevar a cabo el «Plan 100 contra el microtráfico». Por ejemplo, dentro de esta iniciativa, en cartagena fuerzas policivas tumbaron 3 casas dedicadas al expendio de drogas en el sector de la Boquilla en Cartagena. También capturaron a 18 integrantes del Clan del Golfo dedicados al microtráfico en distintos barrios de la ciudad.
Igualmente el ejército y la Policía asestaron otros contundentes golpes, en este 2021, a las bandas del narcotráfico. Decomisaron varios cargamentos de droga. Capturaron a la mayoría de los coordinadores del narcotráfico en Cartagena y Barranquilla, entre ellos alias «Hermanita» quién era el enlace con los principales capos del Clan del Golfo en el Urabá.
Recientemente podemos señalar el arresto en Cartagena de más de 20 miembros presuntamente del Clan del Golfo. Aquí se contabilizaban, según las autoridades, sicarios y extorsionistas. También se puede observar la intensidad de los recientes operativos en el Sur de Bolívar realizado por las fuerzas militares. Estos dejaron como resultados dos cabecillas muertos del ala armada del Bloque Héroes del Caribe. En uno de esos escenarios, murió un adulto mayor, cuando los integrantes del Clan el Golfo quisieron esconderse en su casa.
¿Acabarán con el Clan del Golfo?
El papel de la Policía Nacional en la ofensiva ordenada por el gobierno de Duque coincide con las alianzas armadas para quitar del medio al Clan del Golfo. En las organizaciones criminales también se dan acuerdos. Es el caso de la alianza tácita o explícita entre el ELN y Los Caparros. Este último grupo criminal es el principal enemigo del Clan del Golfo en el Bajo Cauca. En la zona se libra una guerra que ha dejado cientos de asesinatos, decapitaciones, masacres y desaparecidos.
La guerra también se trasladó a comienzos de año a Cartagena en donde sicarios del Clan del Golfo, al ser advertidos sobre la presencia de un capo de Los Caparros en la ciudad, le dieron inmediatamente muerte cuando se bajaba de su camioneta de alta gama en el barrio El Campestre. Igualmente se puede reseñar el asesinato del capo del narcotráfico, Libardo Parra, alias «El Guajiro», exesposo de Zulma Musso, conocida como la «paraca». Fue jefe de seguridad del que fuera uno de los capos más grandes de Barranquilla, alias «Caracol». Eso sucedió en uno de los supermercados Olímpica de esa ciudad. Allí pereció en forma inocente una humilde cajera del supermercado.
Debemos destacar la reciente vendetta de los Pachenca en Santa Marta contra el Clan del Golfo, luego de que los primeros le dieron muerte el pasado 17 de febrero a una pareja que salía de un motel de la ciudad. Esa pareja se encontraba en la capital del Magdalena realizando negocios sobre cargamentos de cocaína, según la inteligencia de las autoridades.
Sin embargo, al parecer, el fin del Clan del Golfo, parece que no está cerca, aunque esté muy cercado. Los últimos movimientos de las bandas criminales con el proceso de reagrupamiento de las disidencias de las FARC podría darle un cariz más complejo a la dinámica de la guerra narcoparamilitar.
La guerra por «Blanca Nieve» y los Pachenca
¿Se convertirán los Pachenca en un grupo hegemónico en el control de «Blanca Nieve»? Contener la guerra de los Pachenca contra el Clan del Golfo parece que no es tarea de la policía. Más bien, los Pachenca serían aliados circunstanciales. Duque quiere más golpes contra alias Otoniel. Sería un gran trofeo obtener la cabeza del jefe máximo del Clan. El gobierno quedaría bien con los gringos y con la opinión pública nacional, después de un largo letargo para combatir viejas estructuras herederas del paramilitarismo.
De cualquier manera, la guerra por el control del narcotrafico se mueve aceleradamente. Los expertos deberían preguntarse: ¿Quedarán Los Pachenca con el control total del narcotráfico en la Costa Caribe?
Es innegable el poder del Clan del Golfo en la región, tanto en hombres como en corrupción. Sin embargo, fuentes cercanas afirman que son muchos los narcos asociados al Clan del Golfo que quieren la muerte de «Otoniel». De esta forma provocarán una división interna en la organización criminal que pueda llevarlos a tomar el control de sus organizaciones de manera independiente. Esto podría dar paso a que Los Pachenca se adueñen de los corredores de narcotráfico en Bolívar por medio de su alianza táctica con el ELN que, recordemos, mantiene una dura lucha criminal contra el brazo armado del Clan del Golfo en el Sur de Bolívar.
Todo esto viene acompañado de la cruenta acción militar y policial que mantiene el gobierno para dar de baja o capturar a todo criminal ligado al Clan. Como recientemente se dio con la captura de alias «El plástico» en la isla de Barú. Surgen varias preguntas que el investigador no puede desdeñar. ¿Qué consecuencias traería el fin de una organización criminal con tantos años de poder como el Clan del Golfo? ¿Se le daría vía libre a organizaciones criminales como la «Segunda Marquetalia» de Santrich e Iván Márquez con la refundación del «Frente Martín Caballero»?
No obstante, matar a Úsuga David, aunque no sea la exterminación del Clan, es para Duque un motivo de propaganda política en un momento crítico de su imagen y de la herencia de la Seguridad Democrática. Pero también, una manera de ganar indulgencia con los Estados Unidos por su mediocre gestión en la lucha contra el narcotráfico.
Próximo capítulo.
¿Los Pachenca se convertirán en una organización hegemónica en la Costa Caribe?
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