Este domingo 9 de noviembre, los habitantes de Villeta, en Cundinamarca, volverán a las urnas en una jornada electoral atípica convocada para elegir nuevo alcalde municipal. La cita con la democracia ocurre apenas un año después de los comicios locales de 2023, tras la anulación de la elección de Yosimar Reyes Acevedo, quien fue retirado del cargo por el Consejo de Estado al hallarlo inhabilitado por la celebración de contratos con una entidad pública en el periodo previo a su postulación.
La decisión judicial, adoptada en julio pasado, dejó al municipio en una situación de interinidad administrativa y obligó a la Registraduría Nacional a convocar comicios extraordinarios para cubrir la vacancia absoluta del cargo.
Un municipio en busca de estabilidad
Villeta, reconocida por su producción panelera y su creciente vocación turística, enfrenta una coyuntura política que ha reconfigurado las alianzas locales. Con un censo de 25.202 votantes —12.496 mujeres y 12.706 hombres—, la jornada contará con 10 puestos y 70 mesas de votación, todas bajo vigilancia del Ministerio Público. Además 511 jurados de votación (420 titulares y 91 remanentes) ya fueron seleccionados y capacitados por la entidad, con el fin de garantizar el correcto desarrollo de la jornada electoral.
La Procuraduría General de la Nación, en el marco de su estrategia Paz Electoral, desplegará 13 funcionarios que ejercerán control preventivo sobre los puestos de votación, el centro de cómputo y las comisiones escrutadoras. Además, hará presencia en el Puesto de Mando Unificado del Ministerio del Interior, desde donde se monitoreará en tiempo real el desarrollo de la jornada.
“Queremos garantizar unas elecciones transparentes, sin interferencias indebidas, en las que los ciudadanos puedan ejercer libremente su derecho al voto”, indicó un funcionario de la Procuraduría Delegada para la Vigilancia Técnica y Operativa de los Procesos Electorales.
Los candidatos que se disputan la Alcaldía

En el tarjetón aparecen cuatro aspirantes, cada uno con respaldo de un partido tradicional, lo que anticipa una contienda cerrada y con alta carga de rivalidad local:
- Bernardo Olaya Triana (Partido Conservador Colombiano): busca recuperar el control político que históricamente ha tenido el conservatismo en la región. Su discurso se centra en la estabilidad administrativa y la “recuperación del orgullo villetano”.
- Ángela María Moreno Torres (Partido Liberal Colombiano): la única candidata con trayectoria previa en el Concejo Municipal. Propone fortalecer la inversión social y fomentar el turismo sostenible como motor de empleo.
- Yeimmy Paola Mora Pérez (Cambio Radical): representa una opción joven y de renovación. Su campaña se ha apoyado en redes sociales y promueve mayor participación de mujeres y jóvenes en la administración local.
- Dora Cecilia Murcia Sánchez (Centro Democrático): exfuncionaria del sector educativo, apuesta por un mensaje de orden y autoridad. Su campaña se ha enfocado en seguridad ciudadana y transparencia en la contratación pública.
Aunque el ambiente ha sido menos tenso que en otros municipios de Cundinamarca, fuentes locales advierten que la fragmentación del voto podría favorecer a quien logre movilizar de forma más eficaz su estructura electoral en los barrios y veredas.
La sombra del pasado y el reto de la legitimidad
El fallo que anuló la elección de Yosimar Reyes Acevedo sigue marcando la conversación política en Villeta. Según el Consejo de Estado, el exalcalde violó el régimen de inhabilidades al firmar un contrato de suministro con una institución educativa en 2023, cuando aún fungía como representante legal de una empresa privada.
El caso reavivó la discusión sobre las prácticas políticas en municipios intermedios, donde la frontera entre lo público y lo privado suele difuminarse. En palabras de un dirigente local, “Villeta necesita un alcalde que no llegue a improvisar ni a repetir los vicios del pasado, sino que devuelva la confianza en las instituciones”.
Vigilancia y denuncias en tiempo real
La Procuraduría anunció un plan de comunicaciones para recibir y tramitar quejas en tiempo real, tanto por vía electrónica como directamente en los puestos de votación. Además, funcionará una mesa de ayuda local integrada por la Personería Municipal y la Procuraduría, encargada de responder de forma inmediata ante posibles irregularidades.
El Ministerio Público también acompañará las tres comisiones escrutadoras encargadas del conteo y consolidación de los resultados, así como la verificación del preconteo en el centro de cómputo municipal.
El ganador de la elección atípica ejercerá el cargo por el tiempo restante del periodo 2024-2027, es decir, algo más de dos años, en los cuales deberá recuperar la estabilidad institucional y avanzar en proyectos de infraestructura, turismo y desarrollo rural que quedaron suspendidos tras la salida del mandatario anterior.
La jornada será también un termómetro político para Cundinamarca, pues medirá la fuerza de los partidos tradicionales frente a nuevas expresiones ciudadanas, y pondrá a prueba la efectividad del modelo de Paz Electoral en contextos de bajo riesgo de orden público, pero de alta sensibilidad política.
Democracia en miniatura
En un municipio de poco más de 25 mil habitantes, cada voto cuenta. Las elecciones atípicas de Villeta condensan, en escala local, los dilemas que atraviesan la democracia colombiana: la tensión entre legalidad y clientelismo, el peso de los clanes políticos y la búsqueda de transparencia institucional.
El reto, este domingo, será demostrar que la democracia no solo se ejerce cuando se vota, sino también cuando se vigila y se exige que el voto cuente.



