Una atmósfera cargada de tensión y controversia domina este domingo electoral en Melgar. Las urnas se abrieron en medio de expectativas altas, vigilancia institucional reforzada y un telón de fondo marcado por escándalos que involucran a antiguos mandatarios y posibles padrinos políticos.
Desde muy temprano, los habitantes de Melgar acudieron a las urnas en medio de un ambiente que mezcla expectativa y desconfianza. Hoy se elige un nuevo alcalde en unas elecciones atípicas que no solo responden a la caída de un mandatario suspendido, sino que también cargan con el peso de los escándalos que durante años han marcado la política local.
La Procuraduría, la Defensoría del Pueblo y la Personería acompañan la jornada en cada mesa, como si quisieran mandar un mensaje claro: aquí no hay espacio para irregularidades. Y sin embargo, entre los pasillos, las esquinas y los cafés del municipio, la pregunta que se repite es otra: ¿volverán los mismos de siempre a manejar el poder?
Vacío de poder y alcaldía encargada
La anulación de la elección de Rodrigo Hernández Lozano, en febrero de este año, desató la crisis institucional. El Consejo de Estado comprobó que incurrió en doble militancia y lo sacó del cargo. Desde entonces, Melgar ha estado bajo la figura de un alcalde encargado, un interinato que apenas contenía las tensiones políticas mientras se preparaban los comicios de hoy.
Ese vacío abrió la puerta para que viejas casas políticas volvieran a moverse con fuerza. Y lo hicieron.
Los fantasmas del pasado
Pocos municipios en el Tolima cargan con tantas heridas abiertas en su historia política reciente como Melgar.
Gentil Gómez, exalcalde, fue destituido e inhabilitado por 15 años tras beneficiar a privados en la cesión de un lote municipal y por sobrecostos en obras deportivas. La Fiscalía lo acusa además de haber creado cargos ficticios para pagar favores políticos.
El nombre de Alejandro Martínez, otro exmandatario, aparece ligado al escándalo del despojo irregular de tierras para la construcción de la terminal de transportes, un caso denunciado como parte de un entramado de corrupción y favorecimiento a terceros. Martínez, hoy es congresista cuestionado.
Y más cerca en el tiempo, Agustín Manrique Galeano enfrentó acusaciones por haber recibido 30 millones de pesos de un contratista para inclinar la balanza en un contrato de alumbrado público.
Episodios que dibujan un mismo patrón: administraciones locales usadas como caja menor de intereses privados y políticos.
Los candidatos bajo la lupa
En medio de ese contexto, los nombres que hoy aparecen en el tarjetón generan suspicacias. Algunos cuentan con el respaldo de las mismas estructuras políticas que han gobernado en el pasado. Uno de los favoritos, incluso, llega apadrinado por figuras regionales con procesos penales en curso, lo que ha despertado críticas en sectores sociales que reclaman una elección verdaderamente limpia.
Los melgarenses lo saben: lo que está en juego no es solo la elección de un alcalde por dos años, sino la posibilidad de romper con los lazos de clientelismo que durante décadas han tenido al municipio atrapado en las mismas redes de poder.
En total, 33.177 ciudadanos están habilitados para votar en 89 mesas distribuidas en 10 puestos, tanto urbanos como rurales. El Ministerio Público participa también en el Puesto de Mando Unificado (PMU) municipal y nacional, con presencia institucional permanente para vigilar que la jornada se cumpla dentro de la legalidad y que, en la etapa poselectoral, el preconteo y el escrutinio no se vean alterados.
Los tres nombres en disputa por la Alcaldía de Melgar
Yolanda Jesús Pérez Londoño (Partido Conservador)
Exgestora social y esposa del alcalde suspendido Rodrigo Hernández Lozano. Su campaña busca continuar el proyecto conservador, aunque enfrenta cuestionamientos por posible inhabilidad legal debido a su parentesco.
Francisco Antonio Bermúdez Pino (Coalición: Melgar, Bienestar y Desarrollo para Todos)
Exconcejal por el Estatuto de la Oposición. Su candidatura está bajo revisión por posible inhabilidad al haber ocupado curul en el mismo periodo. Busca mostrarse como una alternativa, pero debe distanciarse del “hurtadismo” para ampliar apoyos.
Gentil Gómez Oliveros (Coalición Melgar Volverá a Ser Grande)
Abogado y exalcalde (2012–2015). Llega con respaldo del Partido Liberal, Centro Democrático, Cambio Radical y AICO. Promete reactivar el turismo, aunque arrastra antecedentes de sanciones e investigaciones por corrupción.
Aunque la Procuraduría despliega toda su capacidad de vigilancia, la verdadera garantía está en los votantes. Son ellos quienes hoy deciden si le entregan el poder nuevamente a las viejas estructuras o si apuestan por una renovación que devuelva confianza a la institucionalidad.
En los barrios se percibe el cansancio: la gente quiere que Melgar deje de aparecer en los titulares por corrupción y empiece a sonar por razones distintas. Sin embargo, el miedo a que todo siga igual persiste.
Lo que ocurra hoy en Melgar será una radiografía de la política regional: ¿puede un municipio sacudirse las sombras de sus propios dirigentes? ¿O terminará repitiendo la historia de corrupción, tierras mal habidas y favores de campaña?
La respuesta no solo está en las urnas, también en la capacidad de la ciudadanía para exigir transparencia y vigilar a quienes se disputan el poder. Melgar vota con esperanza, pero también con la memoria de lo que ha sufrido. Y esa memoria, en democracia, pesa tanto como un voto.
Por eso, más allá de nombres y avales, el dilema para los melgarenses es mayor: ¿quieren un alcalde que repita la historia o un liderazgo que logre romper con el pasado de escándalos, favores y sombras?