Por: Alfonso Camerano

La proximidad de la fecha de elección de autoridades locales significa un reto para las fuerzas políticas del Caribe colombiano que colocaron en las urnas más de 3 millones, sumando más de 1 millón de costeños en Bogotá, de los 11.291.986 votos nacionales por Gustavo Petro.

La participación masiva del pueblo del Caribe colombiano hizo posible sumar a la segunda vuelta 697.568 votos nuevos del total de 2.589.356, definitivos en la elección del candidato del Pacto Histórico.

Esos votos no salieron de “aliados” o “allegados” de partidos tradicionales, sino de la base popular Caribe, convencida de la necesidad del cambio.

Al correr de los días se viene a saber, por la sola conformación de las listas a Congreso de la República, que la campaña recibió recursos económicos y políticos de sectores liberales, a quienes retribuyó, integrándolos a las listas de Senado y Cámara, reflejados en los dos únicos elegidos, el senador Pedro Florez y el representante Agmet Escaf, con la marcada presencia mediadora del hoy embajador en Venezuela, Armandito Benedetti, en el primero, y de la distinguida primera dama de la Nación, en el segundo.

Si es por la conformación del gobierno nacional es muy poca la retribución que, como Región Caribe, con su peso electoral, ha recibido quienes pusieron el excedente vital del triunfo.

Como una herencia del Virreinato de España, en el accionar político de nuestra vida republicana, ha estado presente la participación que se da a las regiones a la hora de conformar el gobierno nacional, al “negociar” con el poderoso “centro” capital, recursos económicos y humanos representados en inversiones al desarrollo, promovidos desde carteras y posiciones de alto nivel burocrático que garanticen la colocación de los apalancamientos financieros que permitan mostrar compensaciones al esfuerzo colectivo en el aporte del triunfo.

Aunque es engorroso decirlo desde las “fuerzas alternativas”, como se le ha dado en llamarse a la “izquierda” colombiana, – con algo de “complejo de culpa”, para guardar distancia de Cuba y Venezuela-, estigmatizadas por una Campaña viral que espanta, esa inmensa base todavía no tiene voceros en el gobierno nacional.

En la Costa Caribe los “aliados” tienen mejor suerte; de suyo, nos colocaron a la ex ministra de agricultura como barranquillera, cuando hace muchos pero muchos años está radicada en la capital, militando en las fuerzas neoliberales que impusieron desde la época del gobierno de Gaviria, la línea privatizadora, fundando ElectriCaribe, que tanto fuete le dio al bolsillo del pueblo caribeño.

O los nuevos “junteros”, en cabeza de uno que otro reconocido, como es el caso de Monómeros Venezolanos, de donde saldrían “grandes negocios”, como dijera Nicolas a Daysuris, o de la Cámara de Comercio de Barranquilla, excepto un tendero, en cabeza de gente desconocida que jamás han sostenido una pancarta o marchado en una manifestación de apoyo a candidaturas nacidas de los sectores alternativos.

Las instituciones nacionales como el SENA y el ICBF siguen en cabeza de funcionarios nombrados en gobiernos anteriores, y todos sabemos que eso no es gratuito en un país como Colombia donde la intriga campea, con el “lleva y trae”, y el que menos puja, calladito la boca, pare un toro echao’.

Este accionar redunda en la actividad política de tal manera que hace perder identidad a las llamadas fuerzas alternativas, haciéndolas aparecer como “gallina en patio ajeno”, desarticuladas ex profeso y sometidas en el próximo debate electoral de octubre, a “recostarse” a candidatos que han jugado en la otra cancha, en la de quienes decidieron no apoyar a Petro, cuidándose de seguir jugando como “comodines” entre las fuerzas que apoyaron a Federico Gutiérrez, primero, y a Rodolfo Hernández, en la segunda vuelta, y las del Pacto Historico, como es el caso de nuestro dilecto amigo Eduardo Verano “de la Erre”, quien está por coronar la “tercera Estrella”, convirtiéndose, al decir de Ernesto Samper, en el “sempiterno” gobernador del Atlántico, con el apoyo del partido de Vargas Lleras, en cabeza del poderoso Charismo, que lo adoptó hace rato como propio, y de paso, tener al Pacto Historico, de furgón de cola.

Bueno, si la alianza se toma desde la posición del ex Presidente Ernesto Samper que se la jugó con Petro y confrontó a Gaviria, tendría una explicación, pero ese no fue el mensaje del reiterado candidato, quien guardó deliberado silencio en la
Elección presidencial, y ahora “puja”’para alzarse, como en el dominó, con las dos cabezas, cerrando y ganando.

Ese paso, que ya lo ha dado un sector de la izquierda desde que Máximo Noriega y su equipo decidieron desconocer la consulta del Polo Democrático en la primera elección del Verano, 2008-2012, canjeándola por el Instituto de Tránsito, no sería nada nuevo, seguramente, ahora, habrá quien se apunte a esa causa, pensando en otra piñata burocrática o de negocios, si es que ese equipo veranero, conformado por un señor Gomez, una señora Ogliastri, y los contratistas que coronaron, todos enriquecidos por sus dos administraciones anteriores, los dejan pisar el despacho de quien se sentiría reinar nuevamente en este departamento con su séquito excluyente e incondicional.

Con Alfredo Varela, hijo de nuestro amigo Ricardo, – quien descansa en el Oriente Eterno -, la decepción fue mayor; a sabiendas de haber ganado el debate electoral a Gobernación, apoyado por el músculo financiero de don Julio en cabeza de Aida Merlano, y de saberse, vox populi, que la elección le había sido robada desde la Registraduria Nacional del Estado Civil, que le “puso votos” a su contrincante, Eduardo Verano, en Soledad, Suan, Campo de la Cruz, bajo la conducción de quienes antes eran sus amigos, decidió dejar tirada a la gente, para terminar acomodado en Cormagdalena y más adelante con la Uspec, a partir de entonces, “chao pescao”, hasta ahora que también aspira, contando con más de uno del Pacto Historico, manipulando la venia de la “Santacruz” impartida desde el virreinato cachaco.

En estas condiciones, un movimiento que colocó en las urnas más de 3 millones de votos está a las puertas de terminar fraccionado y de furgón de cola de los poderosos derrotados en el debate de junio pasado, por ese complejo de inferioridad de considerar a la “costa”, como nos llaman desde el altiplano, buena para poner votos, beber y bailar, pero minusválida para imponerse con todo el potencial que significa haber derrotado a la fuerza unida del establecimiento que se opuso con los candidatos Fico Gutiérrez y Rodolfo Hernández a la elección de Petro, y que ahora lo combaten fieramente.

Aunque en Política, dicen los entendidos, es “mejor estar mal acompañao’ que solo”, nos tocará optar por dos salidas, o “bailamos con la fea” – y el feo -, de segundones, o nos tiramos al ruedo con nuestros propios líderes y lideresas, para ganar o perder con los nuestros o terminamos celebrando en casa ajena.

Que sea la base la que decida.