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La banda mexicana Maná sorprendió al mundo cuando fue nominada al Salón de la Fama del Rock and Roll en 2024. Su trayectoria, repleta de éxitos internacionales, presentaciones multitudinarias y una influencia innegable en el rock latino, parecía suficiente para asegurar un lugar en el icónico recinto. Sin embargo, el escaso respaldo recibido dejó a muchos preguntándose: ¿qué falló?

Uno de los factores principales es la desconexión cultural que aún persiste dentro del electorado del Salón, compuesto mayoritariamente por miembros de la industria musical estadounidense, críticos y músicos cuya visión del rock sigue siendo anglosajona. Aunque ha habido aperturas hacia artistas internacionales, como Fela Kuti o Shakira, el camino para las bandas de habla hispana sigue siendo cuesta arriba.

También influye el desconocimiento del impacto de Maná en Estados Unidos. Si bien han llenado estadios en ciudades como Los Ángeles, Houston o Miami, y cuentan con una base de seguidores latinos muy fuerte, muchos votantes no terminan de dimensionar su relevancia por fuera del circuito angloparlante tradicional.

Otro punto de debate es su estilo musical. Aunque Maná se autodefine como banda de rock en español, hay sectores puristas que cuestionan si su sonido, más cercano al pop-rock melódico, encaja dentro del canon rebelde del rock and roll clásico.

La competencia en la lista de nominados tampoco ayudó. Compartieron escenario con leyendas como Ozzy Osbourne, Peter Frampton, Cher y Mariah Carey, cuyas carreras han marcado directamente el desarrollo del rock o la música pop en inglés.

Finalmente, la falta de una movilización efectiva del voto popular fue evidente. A pesar de que este solo representa un porcentaje simbólico del total, puede ser decisivo al generar presión pública. La campaña para motivar a los fans, sobre todo en América Latina, fue limitada y no logró el alcance necesario.

Pese a no haber sido elegidos en esta ocasión, la nominación de Maná ya representa un logro significativo para la música en español. Pero también deja claro que aún queda camino por recorrer para que el rock latino obtenga el reconocimiento que merece en escenarios globales.