Hijo de poderosa familia mantuana, quedó huérfano a muy temprana edad. Creció bajo los cuidados de ayas negras que lo amamantaron y con hermanas y tíos que conocieron su carácter arisco y rebelde.
Recibió lecciones de Andrés Bello y Simón Rodríguez y las de este, lo marcaron para siempre hasta el punto de ayudarlo a encontrar el sentido definitivo a su vida cuando tras enviudar a los 19 años y atravesar un periodo de excesos juveniles en Europa, avizoró su destino heroico para entregarse en cuerpo y alma a la causa de la independencia.
De familia rica, comprendió como si hubiera vuelto a nacer, que la guerra por la libertad debía hacerla con el pueblo humilde, con los negros, indios, pardos y criollos curtidos en el calor de estas tierras, y con ese ejército popular liberó cinco naciones.
Murió traicionado, desterrado y proscrito, pero despierta cada cien años, cuando despiertan los pueblos. Hoy lucha y vive en todo el continente Latinoamericano