Durante 10 semanas, 6 hombres del Ejército; 4 de la Armada Nacional y 3 del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario, INPEC, recibirán los conocimientos y entrenamiento necesario en Jiu Jitsu, un arte marcial cuyo propósito es adoctrinar a los uniformados en el sistema de defensa personal desarrollado en Brasil.

Cada mañana, mientras entrenan, el soldado profesional Juan David Gil Schwartz, instructor de los 13 hombres, que por ahora son cinturón blanco –también conocido como faixa blanca, primer cinturón en la práctica del Jiu Jitsu brasileño–, les enseña que su principal herramienta de defensa es la posición extendida y no empuñada de las manos, con las cuales deben proteger sus partes más vulnerables e invitar al agresor al diálogo.

“La intención de este arte marcial, que no es como el karate (que es de golpeo), es cuidar la integridad de la persona que nos agrede, es evitar una agresión mutua, y controlar la situación con algunas técnicas de corrección. Es evitar la agresión en todo momento”, manifiesta el instructor.

Dentro de las técnicas impartidas, se encuentran las de “control físico blandas”, que, en lugar de agredir y golpear, emplean llaves de agarre, sumisiones y posiciones de control para evitar una agresión.

De los 10 años que el soldado profesional Gil, ha dedicado al Ejército, 8 han sido para adquirir, paralelamente, los conocimientos en esa especialidad, que lo ha llevado a competir en el abierto de los Juegos Panamericanos de Brasil; en Jiu Jitsu Pro, en Abu Dhabi, donde obtuvo oro, y medalla de plata con la Federación Colombiana de Jiu Jitsu.

Gil, con 30 años, es cinturón azul, y ya se convirtió en el primer instructor del Ejército Nacional especializado en artes marciales mixtas.

Uno de sus alumnos, el teniente Nicolás Barón, orgánico del Batallón de Instrucción, Entrenamiento y Reentrenamiento No. 27, del Ejército, sostuvo que cuando se emplea el uso de la fuerza, les enseñan ante todo “el diálogo, con el fin conciliar antes de utilizar la fuerza. Nunca vamos a atacar sino, nos vamos a defender para que el ciudadano se sienta idóneo y adecuado al trato que se le está dando”.

“El propósito es llevar las capacidades de la Escuela de Policía Militar a los soldados que se encuentran en el Putumayo, con el fin de, además, enseñarles sobre el Derecho Internacional Humanitario; proporcionalidad de la fuerza; puestos de control, y las demás instrucciones que nos ofrecen en la Escuela”, dijo Barón.

La capacitación se desarrolla en el marco del curso de procedimiento de Policía Militar, impartido para exigir disciplina, cumplimiento de la ley y orden dentro del personal militar, y generar en la población civil la confianza y el apoyo en momentos que sean necesarios.