La Guajira. — En una humilde casa de barro, rodeada de trupillos y cardones, María del Carmen sopla con cuidado la primera llama de su nueva estufa ecoeficiente. El fuego prende rápido, sin humo, sin lágrimas. “Ya no tengo que cocinar tapándome la cara”, dice entre risas.

Su familia es una de las más de 700 beneficiadas por el programa de cocinas ecoeficientes de CorpoGuajira, una apuesta que combina tecnología sencilla, conciencia ambiental y justicia social.

“Esta importante gestión permite la ausencia de humo al interior de las cocinas, mejores condiciones de higiene y salud y, sobre todo, la disminución de la contaminación atmosférica”, destacó Samuel Lanao Robles, director general de CorpoGuajira. “También reducimos las emisiones de gases que inciden directamente en el calentamiento global”.

Las estufas, adaptadas a las condiciones del territorio, reducen hasta en un 60% el consumo de leña y mejoran la calidad del aire en los hogares, donde antes el humo se quedaba atrapado entre las paredes y los pulmones.

En zonas como Fonseca, Barrancas, Maicao y Riohacha, el proyecto no solo entrega herramientas, sino también educación ambiental: talleres sobre uso responsable de los recursos y la importancia de conservar el bosque seco tropical.

“Buscamos mitigar el deterioro de los ecosistemas a través de la disminución del consumo de leña, mejorando la eficiencia en la cocción de alimentos de las familias rurales”, añadió Lanao Robles, quien subraya que este tipo de acciones fortalecen la relación entre bienestar comunitario y sostenibilidad.

Para mujeres como María, los cambios son inmediatos. “Con la vieja fogata siempre me ardían los ojos”, cuenta. “Ahora cocino sin dolor y con menos leña. Hasta el almuerzo sale más rápido”.

El cambio se nota en el ambiente. Los patios ya no huelen a humo, los niños juegan cerca de la cocina y las familias sienten que su vida se vuelve más digna y saludable.

El fuego sigue siendo el corazón del hogar, pero ahora arde distinto: más limpio, más consciente, más guajiro.