Con una ceremonia solemne en la Asamblea Nacional y frente a decenas de delegaciones internacionales, Daniel Noboa Azín asumió oficialmente la presidencia de Ecuador para el período 2025-2029. El evento, celebrado en el marco del aniversario 203 de la Batalla de Pichincha, marcó el inicio de su segundo mandato tras su reelección el pasado abril.
Desde tempranas horas de la mañana, Quito se vistió de gala para recibir a líderes políticos, diplomáticos y ciudadanos que acudieron al acto de investidura. La jornada comenzó con un homenaje militar en el Templo de la Patria, símbolo histórico de la independencia ecuatoriana, y continuó con la sesión solemne en el Palacio Legislativo.
Durante su discurso de posesión, Noboa reiteró su compromiso con la seguridad nacional y la lucha frontal contra el crimen organizado. “Jamás retrocederemos ante las mafias”, afirmó con determinación, en un claro mensaje a los grupos delictivos que han desafiado al Estado en los últimos años. También aprovechó el momento para agradecer a la juventud ecuatoriana, uno de los pilares de su base electoral, por su apoyo a un proyecto político que, según dijo, “representa una nueva era para el país”.
La vicepresidenta María José Pinto también juró su cargo en el mismo acto, sellando así la fórmula que buscará consolidar reformas económicas y de seguridad en un contexto adverso. Ecuador enfrenta una de las tasas de homicidios más altas de América Latina y una economía debilitada, con altos niveles de deuda y desempleo.
Noboa, quien ganó la reelección en la segunda vuelta electoral del pasado 13 de abril, juró su cargo ante más de 400 invitados, entre ellos representantes de más de 70 países y 19 organismos multilaterales. Entre las delegaciones asistentes se destacó la del presidente colombiano Gustavo Petro, quien viajó a Quito para participar en la ceremonia.
Durante su intervención, el mandatario expresó su intención de dar continuidad a su agenda de gobierno, centrada en temas como seguridad, empleo y reformas institucionales. También hizo mención a los retos que enfrenta el país y agradeció a los sectores que respaldaron su candidatura.
Con la conclusión del acto protocolar, se dio paso a la salida del estandarte nacional, acto que simboliza el inicio oficial del nuevo período presidencial.
Daniel Noboa, de 37 años, se convierte así en uno de los mandatarios más jóvenes en la historia del país.
Con este nuevo mandato, Daniel Noboa tendrá cuatro años completos para consolidar su liderazgo, ejecutar políticas de Estado y dejar una huella en la historia reciente de Ecuador. El desafío no es menor: gobernar en tiempos de crisis exige algo más que discursos. Exige acción.