Un nuevo capítulo de incertidumbre sacude la Liga Femenina BetPlay 2025. El Junior de Barranquilla Femenino ha sido duramente sancionado por la División Mayor del Fútbol Colombiano (Dimayor), no por una conducta antideportiva, sino por un error en el sistema de inscripción que ha dejado en evidencia serias fallas en los procesos administrativos del torneo.

El caso de Yiceth Dayana Julio: ¿fue realmente alineación indebida?

La controversia gira en torno a la jugadora Yiceth Dayana Julio Barón, quien disputó el partido inaugural contra Independiente Medellín. Según la Dimayor, Julio estaba inhabilitada por una sanción pendiente del torneo anterior. No obstante, el equipo técnico del Junior actuó con base en la información recibida directamente de la delegada de campo de la misma Dimayor, quien autorizó verbalmente la participación de la futbolista.

Es decir, no hubo una intención de burlar las normas, sino una acción basada en la información oficial proporcionada en el mismo día del encuentro. Aun así, el organismo rector castigó al club con la pérdida del partido por retirada (marcador 0-3) y una multa de más de 7 millones de pesos.

Una sanción cuestionada

La decisión ha generado desconcierto entre seguidores, periodistas y expertos del fútbol colombiano, quienes cuestionan que el peso de la sanción haya recaído únicamente sobre el club, cuando hubo negligencia evidente por parte de la organización del torneo.

Además, la árbitra central, Viviana Muñoz, permitió la participación de la jugadora durante los 90 minutos del encuentro sin que se activara ningún protocolo en cancha, lo que evidencia una posible desconexión entre el sistema COMET y la logística real del evento.

Precedentes preocupantes

Este no es el primer episodio que refleja la precariedad del entorno institucional que rodea al fútbol femenino en Colombia. En 2022, varias jugadoras del Junior denunciaron comportamientos machistas por parte del cuerpo arbitral, sin recibir respaldo claro de las autoridades.

¿Y la profesionalización del fútbol femenino?

Este caso deja un llamado urgente: la Liga Femenina necesita mayor rigurosidad, claridad en sus procesos, y un respaldo firme a las jugadoras, quienes cada vez enfrentan más obstáculos fuera del campo que dentro de él. Lo que debía ser una fiesta deportiva, terminó siendo una muestra de desorganización.

Mientras tanto, las jugadoras del Junior siguen entrenando con la frente en alto, decididas a demostrar en la cancha lo que las instituciones aún les deben fuera de ella: respeto y profesionalismo.