El presidente Gustavo Petro alzó la voz frente a la amenaza de una eventual descertificación de Colombia por parte de Estados Unidos en su lucha contra el narcotráfico. Con firmeza, rechazó las presiones externas que exigen la reanudación de la fumigación con glifosato, una medida que, según el mandatario, daña a los campesinos y perpetúa un modelo de fracaso y violencia.

“La fumigación no es cooperación, es imposición”, declaró Petro, subrayando que la política antidrogas debe construirse desde la justicia social y no desde la criminalización del eslabón más débil de la cadena: los cultivadores.

La canciller Laura Sarabia también reconoció el riesgo que enfrenta Colombia y aseguró que el gobierno está preparando un plan integral para mostrar resultados reales sin ceder a medidas que vulneran los derechos humanos.

Mientras tanto, en Washington crecen las tensiones. De concretarse la descertificación, Colombia podría perder millones en cooperación, enfrentar restricciones comerciales y ver limitado su acceso a créditos internacionales. Aun así, el gobierno insiste en que el cambio de enfoque es necesario.

Petro apuesta por una estrategia centrada en la erradicación voluntaria y el combate financiero a las mafias del narcotráfico. “No nos doblegaremos ante una lógica que nos ha condenado por décadas al fracaso”, concluyó.