Por: El espectador

¿Por qué si el ejército de Estados Unidos entrenó a las fuerzas armadas de Afganistán, los armaron hasta los dientes y les dieron millones de dólares, los talibanes los derrotaron en tiempo récord?

AHMAD SAHEL ARMAN

Una de las primeras cosas que llamaron la atención cuando el ejército talibán llegó ante las puertas de Kabul fue que los puestos de policía habían sido abandonados. Tampoco hubo tropas afganas que pusieran resistencia. Si bien el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirmó que el avance de los talibanes había sido más rápido de lo esperado, lo cierto es que no es coincidencia que las fuerzas armadas locales se hayan rendido tan fácil. De hecho, según analistas, oficiales y soldados este fue un proceso paulatino que empezó el año pasado por el desgaste del conflicto y la corrupción.

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Estados Unidos y Afganistán estaban convencidos, cuando las tropas internacionales comenzaron su retirada en mayo, a raíz del acuerdo firmado el año pasado en Doha (Catar), de que el ejército afgano podría responder a los ataques de los talibanes. Con cerca de 300.000 miembros y un equipamiento mucho más avanzado que el de los insurgentes, las tropas del gobierno estaban listas, al menos en teoría. Sin embargo, nadie calculó la motivación del ejército talibán ni la debilidad estructural de las fuerzas gubernamantales. En 2020, este mismo ejército pudo resistir la ofensiva talibana en el sur, en Lashkar Gah; esta vez, sin el apoyo aéreo y militar de EE. UU. no aguantaron mucho.

En diálogo con El Espectador, Manuel Alejandro Rayran, profesor de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado, aseguró que también fue error de la comunidad internacional que no supo leer las necesidades locales: “Muchas de las críticas que se hacen es que los estadounidenses salieron huyendo de Kabul y que muchas de esas armas terminaron en manos del movimiento talibán. En el ejército afgano no hubo una estructura seria de los generales para consolidarse y en muchas ocasiones también fue un error por parte de occidente no entender esas dinámicas internas e identitarias dentro del pueblo afgano”.

Además, la corrupción fue debilitando poco a poco la institución militar del país, pues el presidente Ashraf Ghani prometió mejorar la calidad de vida y económica general de la población, cosa que nunca se cumplió. “¿Por qué querrían defender a un gobierno que ha concentrado la plata, que tiene denuncias de corrupción y que no logró mejorar las condiciones de vida de la gente?”, apunta Rayran. De hecho, algunos miembros de las fuerzas militares aseguraron a The Washington Post que no recibían sus salarios desde hacía seis y hasta nueve meses.

Sacado de: El Espectador