Por:Alfonso Camerano Fuentes

Me preocupa que la “explosión articularia” de prensa y redes sociales, se haya desatado a partir del
Conflicto Daez-Argos (Char), tomando partido la gran mayoría de notas al lado de la posición de nuestros queridos amigos Daez, justificada parcialmente, originada por una compraventa de predios entre ambas partes con destino a la ampliación de las plantas del emporio mundial vidriero, que, al concedérsele, al tiempo, licencia a Argos, bajo normas del POT de Barranquilla y del PBOT, de Puerto Colombia, para levantar nuevas urbanizaciones estrato 3 destinadas a vivienda familiar, terminaría quedando el productor industrial en medio de obras civiles habitadas por familias, frente a la contaminante producción, propia de la transformación de vidrios y aluminios, valga decir, hoy también desubicada, toda vez que hace parte de un pasado, cuando la vera occidental del Río Magdalena fue usada como Puerto de cemento, hierros, fluidos, cartón, insumos químicos, y otros más, desde los albores del siglo XX, desde el Caño de Las Compañías hasta Las Flores, inundando la ciudad de todo tipo de residuos y lixiviados gaseosos, líquidos y sólidos, vertidos al aire y al Río, sin que jamás se le hubiera ocurrido a la Triple A construir un colector industrial.

Ha sido la restitución positiva del espacio público al servicio de una ciudad fluvial y marítima la que ha puesto el debate al orden del dia, cuando declina la oferta portuaria de construir el Puerto de Aguas Profundas o Superpuerto, mostrando cómo, nuestro empresariado incrédulo y de poco vuelo, frente a las expectativas competitivas inherentes a otras inversiones antioqueñas en el Urabá o a la reciente propuesta del Presidente Gustavo Petro, de unir el Pacífico, desde Buenaventura, con Barranquilla, a través de una línea férrea, quedándonos cortos ante quienes se atrevieron a construir obras estratégicas de desarrollo, como el Puerto Hub más grande sobre el Pacífico Suramericano. en Chancay, Perú, a 80 km al norte de Lima, con ingeniería inca y China.

En una entrevista concedida por el Presidente de Argos, de apellido Velásquez, a finales de año del 2018 (o 2019), publicada en página entera del diario El Heraldo, anunciaba, en medio de elogios a la administración Char, que se abriría una oferta nueva de obras de conurbación entre Barranquilla y Cartagena, a partir de la denominada Circunvalar de la Prosperidad, al sur, y la Vía al Mar, al norte, de más de 16 mil hectáreas de tierra aptas para levantar moles de cemento de destinación variopinta, entre vivienda y hoteleria, sellándose una alianza Argos-Char en los próximos 30 años, que dejaría marginados actuales aliados económicos de la nueva línea de inversión.

Ya habían engañado a la ciudad con el ardid de que harían desembocar esa 2a Circunvalar sobre los Puertos del Río Magdalena, en Barranquilla, con el aparente discurso de garantizar la interconexión vial de las minas en La Jagua de Ibirico, El Cerrejon, Boyacá, etc. hasta la zona portuaria nuestra, vecina a la Ciénaga de Mallorquin, todo en boca de esos aliados estrategicos, encabezados por el Concesionario Vía al Mar, ANI-MARIO HUERTAS, que le colgó, vale recordar, la Vía de la Prosperidad a la Concesión Via al Mar, generando el 5o peaje, con la fábula de unir el Puente Pumarejo, atravesando el barrio Simón Bolívar, hasta el extremo de la “nueva Circunvalar”, y de este punto, entre Malambo y Sabanagrande, para hacerla reventar en el round point de la vía 40 ampliado, a la altura del corregimiento La Playa, desvalorizando la Villa Campestre de clase media, donde pagaron a precio de estafa, $96 mil el metro cuadrado, los avivatos aliados, ANI-CONCESIONARIO MARIO HUERTAS, – que después venderían a ISAGEN -, bajo la idea de ser el camino expedito del Carbón a los Puertos Fluviales y Marítimo de Barranquilla, incluyendo, para dorar el proyecto doméstico, la construcción del Superpuerto, que terminaron abandonando, cuando, realmente, el Proyecto en mente era recreativo y de negocios de comida u hoteleria, en el tramo del Malecón, llevado, ahora hasta Mallorquin, asegurado su destino hasta Puerto Colombia, pasando por Sabanilla, con la inversión en playas y la plaza de la cabecera municipal con los mercados de comidas y artesanías.

Este nuevo escenario, estuvo precedido por la construcción de la excelente obra de ubicar la trampa de sólidos al Arroyo León, en el punto del Caujaral, cuyo caudal en época de lluvias arrastra en sus aguas todo tipo de metales pesados cancerígenos, vertidos por los cientos de negocios de pintura y el detritus humano a sus aguas ya que la PETAR de El Pueblito se copó hace más de una década y no cumple su cometido, al haberle sumado todo el cargamento de aguas negras y servidas del suroccidente, que va a parar a la Ciénaga de El Rincón (Lago del Cisne) y a la Ciénaga de Mallorquin.

Este tema del “bosque seco” no es exclusivo del lienzo de tierra Circunvalar-Villa Campestre, que levantó la última roncha, y ha producido mucha letra crítica – pero también rodillona al tomar partido a favor de un sector, lo cual no contribuye a dar claridad al tema de conservar el
Ambient le -, so pretexto que construyeron en ese sector que conurba la Universidad del Norte-Circunvalar – Vía 40 – Mallorquin, cuando en cuestión de solo 10 años, acabaron con el Mangle, y los árboles que refrescaban todo el sector desde la Vía 40 hasta la carreras 65, entre calles 84 hasta la Circunvalar, donde levantaron Springfields, Villa Carolina, Villa Tívoli, El Lilmoncito, ampliación de San Salvador, de Siape, y la propia Argos, sin que nadie dijera “esta boca es mía”.

El cuestionamiento debe ampliarse, falta material académico; menos lambonería y ánimo utilitarista, tratar de bajar “al seno del pueblo”, a lo Mao..

(continua)