Un Clásico que quedará en la historia
En un clásico cargado de emociones y dramatismo, ambos equipos dieron un auténtico espectáculo que se extendió más allá de los 90 minutos reglamentarios.
El Barcelona, fiel a su estilo de juego combinativo, se adueñó de la posesión y fue el primero en golpear, pero el Real Madrid, con su garra característica, respondió con contundencia.
Los goles se repartieron entre ambas escuadras durante el tiempo regular, con un marcador de 2-2 que obligó a disputar el alargue. La tensión era palpable en el estadio, cada jugada se sentía como una final en sí misma.
La prórroga: donde nacen los héroes
Fue en la prórroga donde el Barcelona sacó a relucir su carácter. En el minuto 113, una jugada colectiva de manual terminó en el gol de la victoria, que desató la euforia azulgrana y el silencio en la afición merengue.
El Real Madrid intentó reaccionar, pero el desgaste físico y la solidez defensiva del Barça impidieron que igualaran el marcador. Al pitazo final, los jugadores blaugranas cayeron de rodillas, conscientes de haber ganado algo más que un título: el orgullo de vencer al rival de siempre en una batalla épica.
Barcelona vuelve a levantar la Copa
Con este triunfo, el FC Barcelona suma un nuevo trofeo a sus vitrinas y deja claro que, pese a las críticas y las dificultades recientes, sigue siendo un gigante capaz de conquistar grandes gestas.
La celebración fue a lo grande, con los jugadores levantando la Copa del Rey frente a una afición que volvió a creer en su equipo.