El gobierno del presidente Gustavo Petro ha propuesto adelantar el cobro de la retención en la fuente como una medida para aliviar la crisis fiscal y mejorar la caja del Estado en el corto plazo. Según la propuesta, el cobro anticipado de impuestos permitiría al gobierno obtener liquidez inmediata para financiar sus compromisos y garantizar el cumplimiento de sus programas en sectores como salud, educación e infraestructura.
No obstante, esta solución plantea una serie de riesgos que podrían tener un impacto negativo en las finanzas del país a mediano y largo plazo. El principal riesgo es que al adelantar el cobro de la retención en la fuente, el gobierno estaría utilizando recursos que corresponderían a ejercicios fiscales futuros. Esto podría resultar en un déficit significativo para el próximo año, cuando la recaudación se vea afectada por la ausencia de esos pagos anticipados. En otras palabras, el gobierno estaría “sustrayendo” recursos de las finanzas públicas del futuro para cubrir las necesidades actuales, lo que podría comprometer la estabilidad económica del país.
El adelanto de los pagos también podría generar un golpe a las empresas y trabajadores, quienes tendrían que asumir el pago de impuestos antes de lo previsto, afectando su flujo de caja y generando dificultades adicionales en un contexto económico ya complicado. Esta medida podría resultar especialmente perjudicial para pequeñas y medianas empresas, que suelen tener menos capacidad de maniobra financiera en comparación con grandes corporaciones.
Además, la propuesta genera incertidumbre sobre la capacidad del gobierno para sostener su plan económico y de desarrollo a largo plazo. Si bien el adelanto del cobro podría aliviar momentáneamente la presión sobre las finanzas públicas, no resuelve el problema estructural de la falta de ingresos sostenibles. En el futuro, el gobierno podría enfrentar mayores dificultades para mantener sus compromisos financieros, lo que podría llevar a un aumento en el endeudamiento o la necesidad de aplicar nuevos ajustes fiscales, lo que afectaría aún más la estabilidad económica.
Por otro lado, algunos economistas argumentan que esta medida podría generar una mayor presión sobre la economía, especialmente si no se implementan otras reformas fiscales que permitan una recaudación más eficiente y equitativa a largo plazo. Sin una solución integral, el adelanto de la retención en la fuente podría ser visto como una “banda en la herida” que no aborda las raíces del problema fiscal.
En resumen, aunque la propuesta del gobierno de adelantar el cobro de la retención en la fuente podría ofrecer una solución temporal a los problemas de caja del Estado, plantea serios riesgos para la estabilidad fiscal y económica del país en el futuro. Para evitar que esta medida se convierta en un boomerang, sería necesario acompañarla de una reforma estructural que garantice una recaudación fiscal más sostenible y equitativa, así como una planificación financiera más sólida que no dependa de soluciones inmediatas y de corto plazo.