El Alzheimer es la causa más común de demencia y se puede reducir realizando actividad física y evitando el consumo de alcohol y tabaco.


Los estudios demuestran que se puede reducir el riesgo de padecer demencia haciendo ejercicio con regularidad, no fumando, evitando el uso nocivo del alcohol, controlando el peso, tomando una alimentación saludable y manteniendo una tensión arterial y unas concentraciones sanguíneas adecuadas de colesterol y glucosa.

“Aprovechando que el 21 de septiembre es el Día Mundial del Alzheimer, el Ministerio, junto con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras entidades del sector, quieren darle visibilidad a las personas con esta enfermedad y sus familias para mitigar el estigma que sufren quienes la padecen y favorecer la prevención a lo largo de la vida” dijo Nubia Bautista,
subdirectora de Enfermedades No Transmisibles.

Bautista indicó que primero hay que hacer claridad sobre qué es realmente la enfermedad. “La demencia es un síndrome que implica el deterioro de la memoria, el intelecto, el comportamiento y la capacidad para realizar actividades de la vida diaria. Este deterioro de la función cognitiva suele ir acompañado, y en ocasiones es precedido, por el deterioro del control emocional, el comportamiento social o la motivación. La demencia constituye una de las principales causas de discapacidad y dependencia entre las personas mayores en el mundo entero”.

Aunque la edad es el principal factor de riesgo de demencia, la enfermedad no es una consecuencia inevitable del envejecimiento. Además, la demencia no afecta exclusivamente a personas mayores. La demencia de inicio temprano
(aparición de los síntomas antes de los 65 años) representa hasta un 9% de los casos.

Según la OMS se calcula que más de 55 millones de personas (el 8,1 % de las mujeres y el 5,4 % de los hombres mayores de 65 años) viven con demencia. Se calcula que esta cifra aumentará a 78 millones para 2030 y a 139 millones para 2050.

En Colombia uno de los resultados en términos de diagnóstico oportuno se ve reflejado en el aumento de cobertura en los últimos cinco años para demencia, especialmente en la Demencia tipo Alzheimer, con una variación porcentual hasta de 345 % del 2015 (6.626 casos detectados) al 2020 (29.458 casos diagnosticados). De igual forma, se ha priorizado en el proceso de vacunación para COVID-19.

Por lo anterior este Ministerio de Salud y Protección Social cuenta con la actualización del Plan de Beneficios de Salud, donde, además de incluir mejores frecuencias de psicoterapia, facilita el acceso a múltiples medicamentos psiquiátricos que se usan especialmente en los trastornos neurocognitivos mayores (demencia) (por ejemplo, memantina), además de otros asociados con síntomas comportamentales y afectivos, propios de esta entidad.

“Si bien el Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa estas intervenciones pueden reducir o retrasar la progresión de los síntomas cognitivos y neuropsiquiátricos y disminuir las crisis», puntualizó Bautista.

Síntomas de la enfermedad En las etapas tempranas, la demencia a menudo pasa desapercibida, ya que el inicio es paulatino. Los síntomas más comunes incluyen tendencia al olvido, pérdida de la noción del tiempo, desubicación espacial, incluso en lugares conocidos.

En la etapa intermedia, los signos y síntomas se vuelven más evidentes y más limitadores, por ejemplo, empiezan a olvidar acontecimientos recientes, así como los nombres de las personas, se encuentran desubicadas en su propio hogar, tienen cada vez más dificultades para comunicarse, empiezan a necesitar ayuda con el aseo y cuidado personal, sufren cambios de
comportamiento, por ejemplo, dan vueltas por la casa o repiten las mismas preguntas.

Acciones para la prevención El cambio de estilo de vida puede alterar significativamente el curso de las demencias más revalentes. Se ha propuesto (Sherzai D, Sherzai A, 2019) un acrónimo, NEURO, para recordar los elementos más importantes del estilo de vida en el tratamiento.

Nutrición: Reducir las grasas, especialmente las grasas saturadas, reducir los productos animales (carne, lácteos, queso), reducir los alimentos procesado, consumir más plantas de todas las variedades, especialmente verduras y frijoles, incrementar el consumo de frutas, especialmente bayas, reducir el consumo de sal.

Ejercicio: ejercicio aeróbico regular, ejercicios de fortalecimiento de piernas, movimiento regular durante todo el día.

Un manejo del estrés: identificar el estrés bueno y malo de uno, trabajar para aumentar el estrés bueno (impulsado por un propósito, orientado al éxito) y reducir el estrés malo; técnicas de meditación y atención plena durante todo el día.

R: sueño reparador.

Optimizar la actividad mental y social: los individuos participan en tareas complejas (que involucran múltiples dominios cognitivos del cerebro), como aprender instrumentos musicales, aprender idiomas y liderar proyectos; especialmente la complejidad del trabajo tiene un efecto mayor en la construcción de la reserva cognitiva.

Finalmente, la funcionaria hizo un llamado a los entes territoriales, a los profesionales de la salud y a los pacientes para que reconozcan el evento, hagan una detección temprana de la enfermedad, evitar los altos costos sociales y económicos asociados a esta enfermedad, especialmente en presencia de la discapacidad.