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sacado de DIGNIDAD

En diciembre de 2010, en Túnez, un joven vendedor de frutas asediado por la policía se prendió fuego en señal de protesta. Este sacrificio dio origen inesperado a la llamada Primavera Árabe que condujo a la caída de cuatro dictaduras: en el propio Túnez y en Egipto, Libia y Yemen.

Desde entonces, estallidos sociales de distinto origen y magnitud se han extendido por todo el mundo: más de 100 países, de los 194 que tienen asiento en Naciones Unidas, han vivido intensas movilizaciones sociales.

Los estallidos sociales están teniendo lugar no solo bajo regímenes autoritarios. Las democracias no han sido la excepción: desde España (Movimiento 15-M), Francia (Chalecos Amarillos) o los Estados Unidos (Ocupar Wall Street), pasando por Chile o Colombia, la movilización callejera se ha convertido en la expresión de un profundo descontento social frente a la desigualdad económica, el acceso inequitativo a los servicios públicos (salud, educación, agua potable, pensión, vivienda), la destrucción del medio ambiente o la falta de oportunidades para los jóvenes. La globalización neoliberal está en bancarrota.

Escuchar la calle y tramitar sus reclamos se ha convertido en un desafío global.

Sin embargo, un fenómeno concomitante a la protesta callejera ha sido, aquí y allá, en todo el mundo, la emergencia de una profunda fractura social. En España, Francia, Venezuela, Nicaragua, Brasil o Perú estamos observando sociedades profundamente fracturadas e incapaces de construir los consensos nacionales necesarios para responder a las inquietudes ciudadanas.

Así mismo, estamos observando que esta polarización política les está abriendo las puertas a soluciones falsas, tales como los populismos de derecha (Trump, Le Pen o Bolsonaro) o los populismos de izquierda (Ortega o Maduro).

Ni fractura nacional, ni falsas salidas populistas: Colombia requiere hoy en día un proyecto político y social que aglutine al país en torno a unas propuestas de transformación social viables y responsables.

Los firmantes de esta carta dirigida a la opinión pública creemos que es posible construir en Colombia una sociedad más justa y democrática, sin odios y en paz, si somos capaces de escuchar a la ciudadanía y tramitar sus demandas con propuestas serias, con un uso

legítimo de la fuerza, una profunda renovación de la política y un serio compromiso ético.

Una Colombia capaz de desarrollar el conjunto de los postulados y derechos contenidos en la Constitución de 1991, así como los acuerdos de paz alcanzados.

Una Colombia comprometida con la equidad de género, la protección de los derechos humanos, el desarrollo sostenible y una política exterior respetuosa de la soberanía de los Estados y la solución pacífica de las controversias.

Así mismo, propugnamos por una economía global justa y sostenible.

Esta es la apuesta de la COALICION DE LA ESPERANZA. Y es, igualmente, la apuesta de quienes adherimos a este proyecto.

  • José Antonio Ocampo, exministro y profesor de la U. de Columbia
  • Rodrigo Pardo, excanciller y periodista
  • Patricia Lara, columnista de El Espectador
  • Pilar Gaitán, exvicecanciller e internacionalista
  • Juan Manuel Ospina, columnista de El Espectador y profesor Universidad Externado.
  • Beatriz Quintero, activista feminista
  • Entre otros.