En la Audiencia de Revocatoria. Estos son los huevos del PAE que costaron $2.700 cada uno. ¿Te acuerda de las pechugas de $40 mil? ¿Cómo le roban la plata a los niños pobres de Cartagena?

El cubrimiento de la Audiencia de Revocatoria del mandato del alcalde de Cartagena reflejó la instrumentación del periodismo y el desprecio a la democracia directa. La Silla Vacía y otros medios periodísticos «alternativos» se igualaron a RCN, Caracol, El Tiempo, Semana y otros. Los «alternativos» y la Gran Prensa reflejaron lo que son: medios arrodillados al poder. También un vulgar desprecio a la democracia directa.

Una Audiencia de Revocatoria es para escuchar al pueblo y no solo al gobernante. Los medios de comunicación violaron tres principios fundantes del periodismo: veracidad, objetividad e imparcialidad. Ningún periodista de esos medios llamó a Lucio Torres para contrastar lo que la oficina de prensa de la alcaldía había difundido. El revocante no acusó al alcalde. La oficina de prensa de Dau descontextualizó la pregunta que difundió como si fuera una agresión mía. Los medios repitieron esa descontextualización. Pero solo le recordé que, como periodista, le hizo una pregunta que nunca respondió.

Audiencia de Revocatoria para preguntar

Edison Lucio Torres, más que periodista o profesor de derechos humanos, es un ciudadano que tiene conciencia de su existencia. No podemos ser buenos periodistas si no somos buenas personas (R. Kapucinski). Parafraseo, un político debe ser buena persona para ser buen gobernante.

«Sí, yo estoy muy seguro de esto. Nuestro trabajo depende mucho de otra gente. Es una obra colectiva. Nosotros sólo apuntamos voces y opiniones de la gente. Si nuestras fuentes no quieren hablar con nosotros, no conseguiremos información».

William Dau, como candidato y alcalde , nunca me respondió una pregunta. Nunca quiso hablar conmigo sobre sus enfermedades mentales. Me atacaron y me cerraron mis cuentas en redes sociales. Me amenazaron de muerte. Me vituperaron y hostigaron. Pero fue elegido.

Ahora en la Audiencia de Revocatoria, como ciudadano y no como periodista, le recordé esa pregunta. ¿Los ciudadanos debemos saber sobre las enfermedades que incapacitan a los gobernantes tomar decisiones cuerdas? Los estadounidenses se aguantaron 4 años para salir de un mandatario que tenía desequilibrios psiquiátricos. Dau se cree el salvador de Cartagena como Trump de Estados Unidos. Los dos vinieron de Nueva York. Tengo evidencia de que Dau abusa de sustancias alucinógenas para «controlar» su evidente enfermedad mental.

Agredido en la Audiencia de Revocatoria

Este es uno de los grupos quizás pagados por William Dau para intimidar a los revocantes. Desde el local de Abraham Dau (que está al frente) salían camisetas, agua y alcohol camuflados en botellas de agua.

¿Qué respondió el alcalde? La respuesta no salió en cámara porque los camarógrafos del CNE no lo enfocaron. Dau siempre se agarraba los genitales y me lo señalaba. Si hubiesen dejado entrar a la prensa al recinto de la audiencia, se hubiesen dado cuenta que el agredido era yo y nuestro comité constituido por mujeres. Un ciudadano común y corriente agredido por una persona poderosa, pero que evidencia con su conducta patologías mentales, al decir de varios psiquiatras. Dau explotó:

«¡Hijueputa, malparido, deja que me quito esto!»

Probablemente no sea una conducta deliberada o consciente de los medios de comunicación. ¿Pereza para consultar o contrastar la fuente? Es una costumbre, un modo de ser. Son partes de un sistema caduco que reproducen la ideología dominante o la ideología de los que pretenden el poder. Pero la realidad de la ciudad es distinta a como la conciben los medios comerciales. Cartagena es una ciudad que desde finales de la década de los 80 viene siendo gobernada por dos élites. La «élite de papi y mami» y la  «élite de provincia». La primera constituida con apellidos de abolengo. La segunda de apellidos de provincia. Las dos son responsables del sistema corruptor que ha dominado la ciudad en estas tres décadas.

Dada a la superficialidad cómo los medios trataron el desarrollo de la audiencia, la redujeron a un acto bochornoso. Pero la conducta bochornosa fue la del alcalde que saboteó la misma audiencia. ¿Por qué los periodista no cuestionaron la conducta del alcalde? ¿Por qué se empeñaron en desprestigiar a los comités de revocatoria? ¿Por qué se enmudecieron por las agresiones y hostigamientos que los revocantes padecieron antes, durante y después de la audiencia? ¿Por qué se silenciaron frente a los espectáculos montados por la administración de Dau al frente del Centro de Convenciones Cartagena de Indias? Violaron las normas de bioseguridad. ¿Y la directora del Dadis tomándose selfies con la horda pagada con ron y droga? El licor lo sacaban en botella como si fuera agua. Y todo lo hicieron en las narices de las mismas autoridades apostadas en el escenario de la Audiencia.

Audiencia de Revocatoria: democracia directa

Este es uno de los grupos quizás pagados por William Dau para intimidar a los revocantes. Desde el local de Abraham Dau (que está al frente) salían camisetas, agua y alcohol camuflados en botellas de agua.

¿Qué respondió el alcalde? La respuesta no salió en cámara porque los camarógrafos del CNE no lo enfocaron. Dau siempre se agarraba los genitales y me lo señalaba. Si hubiesen dejado entrar a la prensa al recinto de la audiencia, se hubiesen dado cuenta que el agredido era yo y nuestro comité constituido por mujeres. Un ciudadano común y corriente agredido por una persona poderosa, pero que evidencia con su conducta patologías mentales, al decir de varios psiquiatras. Dau explotó.

Probablemente no sea una conducta deliberada o consciente de los medios de comunicación. ¿Pereza para consultar o contrastar la fuente? Es una costumbre, un modo de ser. Son partes de un sistema caduco que reproducen la ideología dominante o la ideología de los que pretenden el poder. Pero la realidad de la ciudad es distinta a como la conciben los medios comerciales. Cartagena es una ciudad que desde finales de la década de los 80 viene siendo gobernada por dos élites. La «élite de papi y mami» y la  «élite de provincia». La primera constituida con apellidos de abolengo. La segunda de apellidos de provincia. Las dos son responsables del sistema corruptor que ha dominado la ciudad en estas tres décadas.

Dada a la superficialidad cómo los medios trataron el desarrollo de la audiencia, la redujeron a un acto bochornoso. Pero la conducta bochornosa fue la del alcalde que saboteó la misma audiencia. ¿Por qué los periodista no cuestionaron la conducta del alcalde? ¿Por qué se empeñaron en desprestigiar a los comités de revocatoria? ¿Por qué se enmudecieron por las agresiones y hostigamientos que los revocantes padecieron antes, durante y después de la audiencia? ¿Por qué se silenciaron frente a los espectáculos montados por la administración de Dau al frente del Centro de Convenciones Cartagena de Indias? Violaron las normas de bioseguridad. ¿Y la directora del Dadis tomándose selfies con la horda pagada con ron y droga? El licor lo sacaban en botella como si fuera agua. Y todo lo hicieron en las narices de las mismas autoridades apostadas en el escenario de la Audiencia.

Audiencia de Revocatoria: democracia directa

David Múnera, Secretario del Interior, y lugarteniente del senador Robledo (MOIR-Dignidad), es el ideólogo de la Contrarevocatoria. Estuvo muy activo tras escena en la Audiencia de Revocatoria. Dau está aliado con líderes del Moir, Colombia Humana de Gustavo Petro y con la extrema derecha del Centro Democrático y Cambio Radical.

David Múnera, Secretario del Interior y de Convivencia, compañero de partido del senador Jorge Enrique Robledo, azuzó a sus perros bravos contra ciudadanos que solo queremos una administración idónea y que responda a lo que prometió: combatir la corrupción y erradicación de la pobreza.

No obstante, como lo señalamos en la exposición de la audiencia pública, la revocatoria del alcalde de Cartagena William Dau Chamat se acerca a lo que Norberto Bobbio denominó como democracia directa:

“Un sistema democrático caracterizado por representantes revocables es —en cuanto supone representantes— una forma de democracia representativa, pero en cuanto estos representantes son revocables, se acerca a la democracia directa. (Bobbio, Norberto. 1984. El futuro de la democracia. Fondo de Cultura Económica).

De eso no dijeron nada los medios de comunicación. Tampoco hablaron de los tres hechos para revocar a un alcalde que ha demostrado deshonestidad. Tales son: no ejecutó un solo acto anticorrupción, existe una inconformidad generalizada por su desgobierno y tiene una incompetencia mental para gobernar. A lo largo de mi participación, Dau estuvo saboteando la intervención que hicimos. Se agarraba sus genitales y se los echaba hacia arriba. No respetó a las mujeres que estaban allí. Quería sabotearme. El CNE no me dejó terminar mi intervención porque Dau lanzó su consabido repertorio de palabras soeces. Y no me dejó terminar.

¿«Alternativos» de qué?

Con el afán de desprestigiar la democracia directa, la estrategia del Moir (liderado por David Múnera), Coalición UP-Colombia Humana y de la extrema derecha de los Araújo y Char —que están detrás del poder de William Dau Chamat— redujeron la audiencia popular a un acto «bochornoso». Igualaron a Lucio Torres con la conducta antisocial y lumpesca del burgomaestre cartagenero. Y así lo trataron los medios de comunicación al servicio del poder dominante. Tomaron fuera de contexto la pregunta que se le hizo en abril sobre su presunto abuso de drogas y sus patologías mentales.

Los líderes de partidos y movimiento de izquierda instrumentalizaron a varios grupos de jóvenes (algunos con problemas de psicopatía social) para agredir a los que participábamos de la revocatoria del mandato. Ni los medios de comunicación alternativos ni la Gran Prensa se dieron cuenta del fondo temático de las exposiciones de los tres comités de revocatoria. Fue una defensa de los derechos colectivos de la ciudad que hicimos ese día 2 de febrero de 2021.

Demostramos que Dau se montó sobre el mismo sistema corrupto que ha gobernado a Cartagena en los últimos 30 años. Son dos élites que se disputan cada 4 años la ciudad. La élite de los «hijos de papi y mami», de apellidos de abolengo, que quebraron las empresas de sus abuelos y padres y después se emplearon con las empresas de extranjeros o del interior del país. Y la élite que se formó con ganaderos y terratenientes que vinieron de provincia y se incrustaron en Cartagena para ejercer un clientelismo electoral despiadado.

William Dau hace parte de la élite de «hijos de papi y mami». Siempre ha sido empleado de empresas gringas (Intercor, Oxi Petroleum, etc) hasta llegar a los Estados Unidos con una motivación falsa para pedir asilo por amenazas de muerte. Salió del país huyendo, con las alforjas llenas después de haber defraudado a más de 500 personas en dos litigios jurídicos de los cuales era apoderado. Un litigio contra el Banco Mundial y el otro contra el estafador de los socios de Bocacanoa. Esto tampoco lo vieron los medios alternativos ni la Gran Prensa.

De esa élite  de «hijos de papi y mami», los Araújo son clase aparte. Los hijos del patriarca Alberto Araújo Merlano continúan con las empresas que éste fundó. Ellos siempre están unidos a esa élite por razones de conveniencias. Es una familia que se ha enriquecido con el negocio de finca y raíz su relación con el Estado. Son accionistas de El Universal.

No ven las calaveras

Los medios de comunicación no vieron las calaveras, como dijo Gloria Gaitán. La pregunta que yo le hice el 21 de abril de 2020 al alcalde Dau, en el sentido de que si era adicto al bazuco, tiene una connotación profunda. Demuestra si un gobernante que se debe a sus electores, tiene un poder absoluto, incluso para drogarse y anular sus sentidos en la toma de decisiones. Decisiones que afectan a la sociedad entera. Hitler era cocainómano. Y en los momentos más difíciles, más grave su bipolaridad lo llevaba a consumir más droga. Era una especie de tratamiento a su enfermedad mental. Pero se demostró que lo llevó a tomar decisiones desastrosas para la humanidad. Este coctel explosivo lo determinó a tomar decisiones holocáusticas, destructoras y autodestructoras. También lo llevó al suicidio.

En la Audiencia de Revocatoria retomé esa pregunta, porque soy periodista anticorrupción. No me interesa quién está en el poder, si de izquierda o de derecha. No. El problema es del ser humano. La conciencia. El carácter integral del gobernante. La congruencia ética del gobernante. Fue una pregunta para constatar que un mandatario debe estar sobrio para tomar decisiones político—administrativas acertadas y asertivas. Eso fue resultado de investigación periodística que hicimos.

Los periodistas que investigamos la realidad debemos vencer el temor para formular esos tipos de preguntas tabúes, preguntas que el detentador del poder no quiere responder.

¿Preguntas «bochornosas»?

Las preguntas tabúes son calificadas de «bochornosas». En la Costa Caribe le llamamos preguntas «pringamoseras». Hay periodistas especializados en preguntar lo que le gusta al poderoso. Parece que fueran integrantes de la oficina de prensa del gobernante. En el caso mío, me he especializado en preguntar lo que detesta el que detenta el poder. No es fácil. Pero sí queremos un periodismo que sustente la democracia, especialmente la democracia directa, necesitamos medios de comunicación y periodistas independientes. La libertad del periodista es fundamental para ejercer libremente su profesión.

Sin embargo, algunos medios consideran que son preguntas bochornosas. Los periodistas tenemos un instrumentos fundamental para indagar a las fuentes. Ese instrumento es la pregunta. Jorge Ramos (Univisión) fue sacado por los guardaespaldas de Trump de la rueda de prensa para no responderle una pregunta tabú. Pero en Colombia, como los medios son gobiernistas, los periodistas no pueden hacer preguntas incómodas. El presidente Uribe despreciaba a los periodistas cuando le hacían una pregunta incómoda a la cual respondía «la siguiente».

Señor alcalde, «¿usted consume bazuco, revuelto con marihuana y tabaco?» ¿Es una ofensa al derecho privado, a la intimidad de William Dau? ¡No! Cuando un gobernante presenta un problema mental debe confesarlo para que la sociedad a la que gobierna sepa si está o no en condiciones de gobernar. ¿Eso es un pecado? Como periodista le hice esa pregunta. Quería contrastar la información que teníamos de que, en efecto, el alcalde tiene problemas de salud mental. Le estaba dando el beneficio de la duda cuando le hice esa pregunta en el mes de abril de 2020.

La pregunta tiene un fondo profundo. Dau se montó sobre un sistema corruptor que tiene más de 30 años. Sistema sostenidos por dos élites. Los «hijos de papi y mami» (Del Castillo, Lemaitre, Mogollón, Dau) y la élite de provincia (Casa García, Casa Curi, Casa Medina, etc, y sus financistas: Hilsaca, La Gata, etc.)La primera le dice corrupto a los segundos, pero ambas élites son corruptas.

«Cartagena Revoca» no solo a Dau sino también a las dos élites que mantienen sumida a la ciudad en un gran contraste de desigualdad material. También en una pobreza mental que es más perverso que la pobreza material. Esas dos élites mantienen sumida en la pobreza a la ciudad. El 31% de los cartageneros padecen hambre (Cartagena Cómo Vamos, 2020). Las poblaciones negras son las más empobrecidas. El44% de Barú aguantó hambre durante la reactivación económica. Según la Procuraduría, mientras eso sucedía, la alcaldía de William Dau mantenía guardado $88 mil millones de libre inversión sin invertir. Esta es la realidad que debemos enfrentar.

Dau y las dos élites deben ser revocadas. La democracia directa solo se materializa si hay revocatoria del mandato. El Estado debe garantizar la seguridad de los revocantes. Los medios de comunicación están obligados a ser objetivos, imparciales y veraces. Joseph Pulitzer manifiesta que los periodistas deben ponerse del lado del pueblo cuando éste le reclama a los gobernantes y a los poderosos su deber de gobernar bien.

Tomado de Voxpopuli.digital