La Policía Nacional de Colombia atraviesa una nueva transición en su dirección general. El general Carlos Fernando Triana Beltrán deja el cargo que asumió apenas en febrero de este año, mientras el general (r) William Oswaldo Rincón Zambrano regresa del retiro para asumir el liderazgo de la institución. Con este movimiento, ya son cuatro los directores que ha tenido la Policía durante el actual gobierno, un reflejo de los desafíos que enfrenta la seguridad y la estabilidad del mando policial.
La labor de Carlos Triana
El general Triana llegó al cargo el 18 de febrero de 2025, luego de la salida de William Salamanca. Con más de tres décadas de servicio, Triana se destacó por su perfil técnico, su enfoque académico y su trayectoria en el fortalecimiento institucional. Fue comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, director de la Escuela de Cadetes General Santander e Inspector General de la Policía.
Durante su gestión, impulsó la estrategia “Patrulla Púrpura”, orientada a la prevención de la violencia de género, y reforzó los programas de bienestar para el personal uniformado y sus familias. También promovió una línea de cooperación internacional, representando a Colombia como presidente de AMERIPOL, la red de cooperación policial de América Latina.
En su discurso de posesión ante el presidente Gustavo Petro, Triana prometió “una arremetida sostenida contra las distintas manifestaciones del multicrimen, la corrupción y el daño al capital natural del país”. En ese sentido, su dirección buscó modernizar la operación policial sin perder el enfoque humano.
Sin embargo, su tiempo al frente de la institución fue breve. Pese a su experiencia y hoja de vida impecable, su salida se produce en medio de un clima complejo para la seguridad nacional y en el marco de un hecho que marcó a la institución: el ataque en Amalfi (Antioquia), donde 13 policías perdieron la vida en una emboscada mientras realizaban una operación aérea.
Ese trágico episodio, sumado a las inconsistencias reportadas entre las cifras oficiales de homicidios y los registros de Medicina Legal— habría llevado al Gobierno a tomar la decisión de un relevo en la cúpula policial, buscando “corregir profundamente” las fallas detectadas en los protocolos y la cadena de mando.
La llegada de William Rincón: un regreso desde el retiro
El general (r) William Oswaldo Rincón Zambrano fue llamado nuevamente al servicio activo para asumir la dirección de la Policía Nacional. Rincón, abogado de profesión y con especialización en Derecho Penal y Procesal Penal, cuenta con una larga carrera dentro de la institución: fue comandante de unidades en distintas regiones, jefe de Carabineros, director de la Unidad Policial para la Edificación de la Paz (UNIPEP) e Inspector General.
Su regreso no sólo representa un relevo de mando, sino también una señal de confianza en la experiencia y el conocimiento institucional. El hecho de que provenga del retiro refuerza la idea de que el Gobierno buscó una figura con trayectoria sólida, criterio operativo y autoridad moral para enfrentar una etapa de crisis.
De manera simbólica, su nombramiento también toca una fibra humana: años atrás, Rincón sufrió la pérdida de su hijo, víctima de un homicidio, lo que para algunos observadores le otorga una perspectiva distinta frente al dolor de las víctimas y la necesidad de una justicia eficaz.
En sus primeras declaraciones, el nuevo director ha reiterado su compromiso con la transparencia, la disciplina institucional y la mejora de la confianza ciudadana. Su hoja de vida refleja un enfoque en la ética policial y la modernización operativa, dos ejes que el Gobierno ha señalado como prioritarios para los meses que vienen.
Un cambio con trasfondo
El relevo no es circunstancial. Desde agosto de 2022, cuando el presidente Petro asumió el poder, la Policía ha tenido una constante rotación de su cúpula. En menos de tres años, cuatro oficiales han pasado por la dirección general. Cada uno ha enfrentado contextos diferentes, pero con un denominador común: la exigencia de resultados inmediatos frente a los crecientes desafíos de seguridad, los ataques a la fuerza pública y la necesidad de fortalecer la legitimidad institucional.
Analistas del sector señalan que esta alta rotación puede tener dos lecturas: por un lado, muestra un Gobierno que busca corregir el rumbo cuando percibe fallas o deficiencias; pero por otro, genera inestabilidad en una institución que requiere continuidad, planeación y confianza interna para consolidar sus estrategias de seguridad y convivencia.
Desafíos del nuevo mando
William Rincón llega a una institución presionada por resultados, con retos que van desde el control del narcotráfico y las estructuras criminales, hasta la seguridad urbana, la protección ambiental y la lucha contra la corrupción interna.
El desafío más inmediato será reconstruir la moral del cuerpo policial, afectada por las pérdidas recientes y la incertidumbre que generan los cambios en la dirección. Además, deberá fortalecer la coordinación con los gobiernos locales y con las Fuerzas Militares, en un escenario donde la seguridad ciudadana continúa siendo una de las mayores preocupaciones del país.
Un relevo que deja lecciones
La salida de Carlos Triana deja el reconocimiento a un oficial que apostó por la innovación institucional y la profesionalización del cuerpo policial. Su paso por la dirección fue corto, pero dejó una impronta técnica y humana. El regreso de William Rincón, por su parte, evidencia la confianza en la experiencia y la necesidad de liderazgo en un momento crítico para la seguridad del país.
Ambos generales representan generaciones distintas dentro de la misma institución, unidas por el mismo propósito: servir a Colombia desde el uniforme. El desafío para el nuevo director será mantener los avances logrados y traducirlos en resultados concretos, mientras la ciudadanía espera que la Policía recupere su fuerza, su confianza y su estabilidad.



