El presidente Gustavo Petro lanzó este lunes una grave denuncia que conecta a los principales grupos armados ilegales de Colombia con redes globales de narcotráfico. Según el mandatario, tanto el Clan del Golfo como las disidencias de las FARC bajo el mando de alias Iván Mordisco “están articuladas funcionalmente a la junta del narcotráfico con sede en Dubái”.
La afirmación fue publicada a través de su cuenta en la red social X, donde también hizo referencia al reciente rescate de 57 soldados del Ejército Nacional que habían sido secuestrados en zona rural de El Tambo, Cauca. “El mundo debe saber que tanto el Clan del Golfo como las llamadas disidencias de Iván Mordisco están articuladas funcionalmente a la junta del narcotráfico con sede en Dubái”, expresó el mandatario.
Operación de rescate en Cauca: acción contundente del Estado
El pronunciamiento se dio luego de una exitosa operación conjunta del Ejército y la Policía Nacional en la vereda Fondas del municipio de El Tambo, Cauca, donde fueron rescatados sanos y salvos 57 militares que permanecían privados de la libertad por parte de campesinos instrumentalizados por estructuras ilegales.
“El frente de la junta del narcotráfico en el Cauca ya no puede repeler militarmente a la fuerza pública, y utiliza campesinos desarmados para ello. Eso nos muestra que son débiles y que la acción del Ejército es contundente”, afirmó Petro.
En la misma línea, el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, informó que durante la operación fueron capturadas más de 20 personas en flagrancia, señaladas de haber participado en el secuestro y posterior traslado de los uniformados hacia Popayán.
Las disidencias y el Clan del Golfo: brazo operativo del narcotráfico global
La denuncia del presidente busca poner el foco internacional sobre la presunta articulación de grupos como el Clan del Golfo y las disidencias ‘Carlos Patiño’ con redes de tráfico de drogas que operan desde centros financieros globales como Dubái, en Emiratos Árabes Unidos.
Se trataría, según expertos en seguridad consultados por medios nacionales, de una evolución en las estructuras del narcotráfico colombiano, que ya no solo controlan rutas en el continente americano, sino que estarían operando en esquemas corporativos transnacionales con soporte logístico en Asia y Europa.
“Estamos hablando de una sofisticación del crimen organizado, donde Dubái funcionaría como un enclave financiero para el lavado de activos, la coordinación de rutas y la evasión de controles internacionales”, explicó un analista de seguridad de la Universidad Nacional.
Obstáculos a la inversión social y diálogo truncado
El ministro Sánchez también denunció que la estructura criminal ‘Carlos Patiño’, alineada con las disidencias de ‘Mordisco’, ha venido intimidando a las comunidades locales para impedir la llegada de inversión social por parte del Gobierno nacional.
“Desde el presidente Petro hasta todos los organismos humanitarios hemos insistido en el diálogo, pero esta estructura persiste en su accionar violento”, dijo Sánchez. La situación en el suroccidente del país ha sido especialmente crítica, pues además del conflicto armado, las comunidades enfrentan abandono institucional, falta de infraestructura y economías ilegales dominantes.
Aunque no se entregaron mayores detalles sobre esta supuesta “junta del narcotráfico en Dubái”, el señalamiento apunta a la creciente preocupación por el papel de ese emirato como centro de operaciones financieras utilizadas por redes criminales de diversos continentes. Informes recientes de agencias europeas han alertado sobre el uso de Dubái como punto de tránsito para cocaína hacia Asia y como paraíso fiscal para las ganancias ilícitas del narcotráfico.
De comprobarse los vínculos entre grupos armados colombianos y estas redes internacionales, se abriría la puerta a una nueva dimensión del conflicto: la participación directa de estructuras globales en la financiación del conflicto interno colombiano.
Narcotráfico global y seguridad nacional
La denuncia del presidente Petro busca no solo alertar a la comunidad internacional, sino reforzar el discurso de que la lucha contra el narcotráfico requiere una estrategia transnacional, con cooperación entre Estados, organismos multilaterales y agencias de inteligencia.
A medida que las estructuras ilegales colombianas se insertan en el crimen organizado global, la respuesta estatal también debe globalizarse, atacando las rutas, los lavadores y los cómplices más allá de las fronteras.