El atentado contra el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, perpetrado el sábado 7 de junio en el occidente de Bogotá, ha desatado una ola de condenas en el ámbito internacional. Diversos gobiernos, organismos multilaterales y líderes políticos del continente y Europa se han manifestado enérgicamente, advirtiendo que este tipo de hechos no solo afectan la seguridad de un líder político, sino que amenazan el núcleo democrático del país.
Una condena firme desde múltiples gobiernos
Desde Estados Unidos, el secretario de Estado Marco Rubio calificó el atentado como “una amenaza directa a la democracia colombiana”, y llamó a las autoridades nacionales a moderar la retórica política, garantizar un ambiente seguro para la contienda electoral y avanzar rápidamente en la investigación judicial.
En Europa, la primera ministra italiana Giorgia Meloni manifestó su solidaridad con el senador Uribe y su familia, al tiempo que exigió el esclarecimiento total del atentado. España también se pronunció a través del líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, quien afirmó que «la violencia no puede tener cabida en la democracia».
Desde América Latina, los presidentes de Chile, Gabriel Boric, y de Ecuador, Daniel Noboa, rechazaron el ataque y lo calificaron como “inadmisible” en un contexto democrático. Por su parte, los gobiernos de Panamá y Paraguay también emitieron comunicados en los que expresaron su preocupación por la creciente polarización política y la necesidad de proteger a todos los actores de cara al proceso electoral de 2026.
En Venezuela, la oposición liderada por María Corina Machado se solidarizó con el senador colombiano y advirtió que estos hechos demuestran la fragilidad de la institucionalidad cuando el odio político se convierte en arma.
Reacciones de organismos multilaterales
La Organización de Estados Americanos (OEA) fue una de las primeras entidades internacionales en pronunciarse. Su secretario general, Albert R. Ramdin, exigió una “investigación pronta, rigurosa e imparcial” y recordó que Colombia tiene compromisos internacionales en materia de derechos humanos y protección a líderes políticos.
Por su parte, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) fue citada por la canciller colombiana Laura Sarabia, quien llamó a los embajadores y diplomáticos a respaldar un gran pacto por la paz en el país. “Hoy, más que nunca, debemos alzar nuestras voces y decir: ¡No más violencia política en Colombia!”, expresó Sarabia, en una intervención ante el cuerpo diplomático acreditado en Bogotá.
La gravedad del atentado contra Miguel Uribe Turbay ha desencadenado una ola de condenas desde distintos frentes internacionales, evidenciando el impacto que este hecho tiene más allá de las fronteras de Colombia. Tanto gobiernos como organismos multilaterales han manifestado su preocupación por el retroceso que podría representar este tipo de violencia en pleno ciclo preelectoral.
ONU y OEA: alerta por la democracia en riesgo
En un comunicado conjunto, la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Estados Americanos (OEA) condenaron el atentado, calificándolo como una «amenaza directa a la democracia». Ambas entidades coincidieron en que Colombia debe garantizar que las elecciones presidenciales de 2026 se desarrollen en un ambiente libre de intimidaciones y actos de violencia política.
Unión Europea: repudio absoluto
El embajador de la Unión Europea en Colombia, Gilles Bertrand, expresó su “repudio absoluto” al ataque y pidió identificar cuanto antes a los responsables materiales e intelectuales. En sus palabras: “La violencia es enemiga mortal de la democracia”. Bertrand también extendió su solidaridad con el senador y su entorno familiar, recordando que el respeto por la vida y la libre expresión política son pilares esenciales de cualquier sistema democrático.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), a través de la Misión de la OEA en Colombia, lanzó un llamado urgente a preservar la paz y a evitar un retorno a los ciclos de violencia política. La entidad advirtió que el país no puede permitirse repetir las épocas de los magnicidios, y urgió a que se lleve a cabo una investigación exhaustiva y transparente.
Además de las voces institucionales, varios países y líderes políticos del continente se han pronunciado. Gobiernos de España, Italia, Paraguay, Chile y Panamá, así como líderes opositores de Venezuela, se sumaron al clamor por justicia y por el respeto irrestricto a los principios democráticos. Las cancillerías de estos países expresaron preocupación por el ambiente de hostilidad política en Colombia y recordaron que la democracia no puede coexistir con la violencia.
Miguel Uribe Turbay fue víctima de un ataque armado mientras realizaba un recorrido político en la localidad de Fontibón, en Bogotá. Su equipo de seguridad logró evacuarlo con vida, pero el senador fue trasladado de urgencia a la Clínica Santa Fe, donde fue intervenido quirúrgicamente. Según el más reciente parte médico, permanece en estado crítico.
Este atentado ha generado una profunda conmoción en el país y ha reavivado los fantasmas del pasado, con comparaciones inevitables a los magnicidios de las décadas de 1980 y 1990. Diversas voces han advertido sobre el recrudecimiento de los discursos de odio, la falta de garantías para ejercer la oposición y los peligros que enfrentan los candidatos en zonas de alta conflictividad.
Un llamado global a proteger la democracia
La comunidad internacional ha sido enfática: Colombia debe actuar con decisión para garantizar que todos los candidatos y líderes políticos puedan desarrollar sus campañas con plenas garantías, sin miedo a represalias o atentados. Además de exigir justicia, los pronunciamientos coinciden en que este tipo de hechos deben ser un punto de inflexión para desescalar la violencia política y frenar cualquier intento de intimidación electoral.
La atención ahora está puesta en las acciones que adopte el Estado colombiano. Se espera que la Fiscalía General de la Nación, en conjunto con la Policía y la Unidad Nacional de Protección (UNP), aceleren la investigación, identifiquen a los responsables materiales e intelectuales del ataque, y refuercen los esquemas de seguridad a los candidatos en todo el país.
Mientras tanto, Miguel Uribe lucha por su vida, convertido ahora en símbolo de una democracia herida que busca resistir frente a la violencia. El mensaje del mundo ha sido claro: Colombia no puede dar un paso atrás.