El gobierno ruso respondió con ironía y firmeza a los recientes comentarios del expresidente estadounidense Donald Trump, quien calificó de “loco” al presidente Vladímir Putin. Desde Moscú, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, María Zajárova, desestimó las palabras del exmandatario norteamericano, señalando que se trataba de “una sobrecarga de emociones”.

Zajárova criticó el tono exaltado de Trump, insinuando que este tipo de declaraciones no hacen parte de una discusión racional sobre asuntos internacionales, sino de una estrategia electoral interna. “Lamentablemente, algunos políticos estadounidenses creen que atacando verbalmente a líderes extranjeros ganan puntos en sus campañas”, declaró la funcionaria.

Desde el Kremlin se percibe que las palabras de Trump no representan una postura oficial del gobierno estadounidense, sino una muestra del discurso polarizante que ha caracterizado al expresidente, conocido por su retórica provocadora. “Esto no es diplomacia, es teatro político”, añadieron fuentes cercanas a la cancillería rusa.

Rusia ha insistido en que su política exterior se guía por la estabilidad y el respeto entre naciones, rechazando categóricamente los ataques personales contra sus líderes. La respuesta, breve pero contundente, de “una sobrecarga de emociones” busca precisamente marcar distancia frente a las descalificaciones personales, subrayando que Moscú no caerá en el juego de la provocación.