Escuchar el nombre de Rambo trae imágenes de Sylvester Stallone con el torso desnudo acribillando con facilidad a decenas de soldados enemigos con una metralleta o con flechas explosivas, el arquetípico invencible héroe de acción de los 80s que viaja a locaciones exóticas para eliminar a los ‘tipos malos’. Sin embargo, cuando el personaje debutó en los cines un 22 de octubre de 1982 con “First Blood” (“Rambo: Primera sangre”), este poseía de una diferencia esencial: Rambo no es un victorioso conquistador, sino una víctima más de la guerra.
Basada en la novela de David Morrell “Primera sangre” (1972), la cinta dirigida por Ted Kotcheff presenta a John Rambo como un veterano de guerra convertido en un vagabundo que llega a un tranquilo pueblo del estado de Washington en búsqueda de su último amigo, un afán para el que descubre ha llegado muy tarde al enterarse que su camarada sucumbió recientemente al cáncer, un producto de los químicos a los que ambos fueron expuestos en Vietnam.