Por: Alfonso Camerano Fuentes

Si existe una elección en Colombia que huele a fó es la de Congreso de la República.

No ha sido ni será el fuerte de la izquierda ganar la mayoría del Congreso; esto de elegir Representantes a la Cámara o Senadores o Concejales o diputados o ediles, funciona en medio de relaciones más complejas que van más allá de las ideas de cambio y transformación social.

Las elecciones en los departamentos y regiones están “amarradas” a necesidades no satisfechas, relaciones laborales, gestión ante oficinas públicas y privadas; parentesco o vecindad; amiguísimo, compadrazgo, en fin, tan variadas y posibles como la sociedad misma, que inciden en el resultado.

La contienda enconada entre liberalismo y conservatismo de los siglos XIX y mitad del XX se diluyó en el Frente Nacional, con la repartija burocrática para saquear al Estado; eso no ha parado, por el contrario,se ha fortalecido y con ello, las empresas políticas que lo manejan hoy día, en época de neoliberalismo y privatización.

Las fuerzas alternativas no han necesitado ser “mayoría” en un país en que el Congreso de la República fue perdiendo la condición de vitrina del gran debate nacional, para hacer denunciar entuertos; la inmediatez de las telecomunicaciones y las redes sociales las ponen en vivo y en directo en la sala de la casa de los colombianos.

La función legisladora seguirá siendo un escollo a resolver en un país de régimen presidencialista al cual los padres de la patria funcionan a contrapelo de burocracia y negocios de estado. En la práctica estamos en presencia de un Congreso al que se negocia el voto por ley aprobada; en eso participa el “sector privado” que se beneficia de alivios tributarios; exportaciones e importaciones: regalías; subsidios y un millón de intereses más junto a la “clase política”, si de presupuesto o contratos APP se trata.

La propuesta de PETRO de elegir mayorías en el Congreso de la República es un propósito apenas obvio pero no sabemos qué tan conveniente cuando el debate presidencial tiene una dinámica propia caracterizada por una mayor liberación de las ataduras a que son sometidos los electores en las de corporaciones públicas.

La sola formulación hace colegir que será una réplica de la lista conformada para la Asamblea Nacional Constituyente cuando fueron seleccionados miembros activos del recién movimiento armado M19, más prestantes miembros de la academia, la cultura y el deporte, la farándula y ancestros de tradición bipartidista no ligados a prácticas viciadas del establecimiento, lo cual fue muy bueno, pero no definitivo.

Casi por la visión nacional de la lista, las regiones pueden ser sacrificadas; o ganar esa representación por cooptación, desde arriba, a conveniencia de acertar en lo amplio, visible y digno de un cuadro de honor con los mejores, aunque en la izquierda también se muestran prácticas del viejo país.

En esa línea, trazada en el cómputo del árbol deberían actuar las Regiones, incluyendo los 8 departamentos que conforman la REGION CARIBE, muy entusiasmada y participativa en la reunión celebrada en Cereté el fin de semana pasado, con asistencia de personalidades importantes.

Aunque la intención es la de alcanzar una mayoría parlamentaria para armonizar los objetivos del nuevo gobierno de PETRO con las leyes que deba aprobar el Congreso de la República, es previsible que eso sólo pueda lograrse a través de alianzas con los distintos sectores que conformarán el cuerpo colegiado.

Es bueno calcular la incidencia que pueda tener el resultado electoral por listas a Congreso, cuya dinámica está marcada por amarres, compadrazgos, favores, dinero y otros “aliños”, con la de Presidente.

Amarrar esa elección a la Presidencial, haciéndole mucho énfasis e imponiendo reglas de selección desde arriba, no ha sido práctica muy del agrado de quienes, con justeza, aspiran a tener derecho a un cupo en la lista que será filtrada y depurada después de la experiencia de la colada de un “manguito”, por aquello de que, en la izquierda, también se cuecen habas.

De no alcanzar el propósito de elegir esa gruesa de Congresistas bien podría hacer aparecer a PETRO perdedor antes de la primera vuelta más, si otras fuerzas en la competencia, logran un número mayor de escaños.

La otra respuesta a esa lista única de voto preferente es la de pretender volver a la ingenuidad de la llamada lista de “decentes” como si en otras listas no los hubiera; son esos inventos de última hora que en lugar de cohesionar, difuminan, creando resentimientos y búsqueda de otras toldas que le resulten a muchos aspirantes de posiciones democráticas más abiertas y posibles a sus aspiraciones.

La puja por las curules a Congreso bien puede adelantar la primera vuelta Presidencial si los candidatos se juegan su honor en una elección que debe tratarse como el santo, “ni tanto que lo queme” pero tampoco “que no lo alumbre”