Más allá de la impetuosa salida del mediocampista antioqueño Juan Fernando Quintero de las toldas rojiblancas era necesario que se fraguara este acontecimiento para los directivos del cuadro, en cabeza de su máximo dirigente, Fuad Char.
La razón, a manera personal esta postura, no es otra que la forma como la directiva quiere que el equipo llegue a ser los «campeones en contratación» de jugadores que están en momentos, ¡ boom! Sin saber si en realidad cuentan con la suficiente inteligencia,de estar en un onceno de trayectoria y además si le sumamos se adapten a la selección Natural de la tierra barranquillera, difícil de ambientarse.
Lamentablemente, en estos últimos 3 años en Junior han llegado grandes jugadores pero de equipos con bajo perfil. Por ende estos héroes se amedrantan cual luchador novato en un circo romano que es derribado, arrasado por una efímera popularidad. Cuyo esplendoroso momento termina extinguiéndose en un ocaso lúgubre, olvidado o por desgracia para los aficionados barranquilleros, siendo la alegría en otras escuadras de otras ligas o en equipos del mismo campeonato local
Ante esto, las directivas deben poner freno y mirar en realidad lo que quieren con «la novia de Barranquilla», como una vez mencionó el escritor caribeño Cepeda Samudio a un equipo que si bien no era campeón o era de los grandes favoritos, jugaba bien y hacia respetar su casa.
Es de aclarar, que a los extranjeros que arribaban a la capital atlanticense, jugagaban con los mismos criollos y así forjaban una combinacion inigualable, dejando anécdotas inolvidables cada fin de semana.
Sin embargo, el mundo ha cambiado y el cuadro Tiburón ha sido maltratado con un arpón peligroso
Se espera que la escuadra 9 veces campeona en Liga, pueda salir de su herida y nuevamente sea protagonista en el rentado local y empiece a hacer figura a nivel profesional puesto que para el 2024 estaría cumpliendo su primer centenario y qué más oportunidad de conseguir un gran título en tierras extranjeras.