Por: Edwin Doria

Barranquilla, ciudad asimétrica y clasista, fue diseñada desde sus orígenes, más reciente, siglo pasado, por migrantes europeos, que huían de dos guerras en su continente, denominadas por las elites occidentales cómo «guerras mundiales».

En su diseño, las elites de origen europeo, prácticamente, dividieron el territorio, en dos ciudades distintas y excluyentes, la una de la otra, en su desarrollo urbano, social, económico y cultural. Posteriormente, hicieron su arribo a la ciudad, la colonia árabe, que llegó a disputarle el poder económico, social y político a las elites existentes, y cambiaron de vocación industrial a comercial. Ahora comparten el poder como hermanitos de clase.

La ciudad de privilegios, ubicada al Norte, a orillas del río Magdalena y proyectada al mar Caribe, dónde se estableció la elite con sus industrias y su comercio, encuentras toda la infraestructura pública y privada, edificios gubernamentales, centros financieros, servicios de salud, escenarios deportivos, bibliotecas, centros culturales, plazas, arroyos canalizados de forma subterránea, parques, infraestructura comercial, turística, universitaria, portuaria. El norte cuenta con seguridad 24 horas (cámaras, vigilancia policial y privada, escoltas, informantes, motos sin parrillero) en fin, toda una suerte de privilegios en un solo territorio.

La otra ciudad, ubicada al Sur, abajo de las lomas del norte, de mayor extensión territorial y número de habitantes, es un dormidero. El Sur es más calurosa y habitada por la clase obrera, empleados, desempleados, población desplazada por la violencia, inmigrantes provenientes de distintas partes del país, en busca de oportunidades para un mejor vivir. Pero también, es receptor de población desmovilizada de grupos armados y migrantes venezolanos, que también hacen vida en el Sur.

El Sur, ha crecido sin planificación alguna, muchos de sus barrios son producto de la ocupación de terrenos baldíos. Por la mañana, sus habitantes desocupan sus hogares, para trasladarse al Norte, a prestar servicios laborales, domésticos o sencillamente, rebuscarse o mendigar. También se movilizan a estudiar en universidades y Centros Tecnológicos de capacitación, recibir servicios de salud, recrearse. Por la noche, regresan a casa, a prepararse para el siguiente día, iniciar la misma rutina.

Los arroyos en el Sur, son a cielo abierto, que solo producen enfermedades. No cuentan con escenarios deportivos, inexistencia de centros culturales, la seguridad consiste en la limpieza social, y el control de los barrios la ejercen los grupos paramilitares, las bandas criminales y el micro tráfico.

Sin embargo, gracias al pago de impuestos, la explotación laboral y mano de obra barata de los habitantes del Sur, la gente del Norte, goza y disfrutan de una mejor calidad de vida, que las comunidades del Sur de Barranquilla, carecen.

Estas diferencias tan acentuadas, entre el Norte y el Sur, de injusticias y desigualdades, no han sido solucionadas con el pasar de los años, La ciudad de Barranquilla, tiene una deuda histórica con el Sur. Para ello, es necesario la construcción de un Plan de Vida Urbano, que a partir del análisis, la reflexión, el debate, las propuestas y los proyectos, contribuyan a un mejor vivir social, económico, cultural y ambiental de la gente en el Sur, para cohabitar de mejor manera todos los seres vivos que conforman el territorio de vida distrital.