Por: Natalia Varón Lindo, Psicóloga e hipnoterapeuta

Un día casual, del año 2030, en un lejano reino imperial de poderosos gobernantes, el emperador, lleno de vanidad, estaba obsesionado con lucir ropas lujosas que le hiciesen sentir importante, especial y único. Se presentaron dos supuestos tejedores que le hicieron creer al emperador, que habían tenido logros y éxitos obtenidos de ropajes increíbles hechos a otros legisladores de lejanos reinos.

Le advirtieron al emperador que tenían las telas más finas con una cualidad mágica: capaces de hacerse invisibles para aquellos ineptos que no pudieran ser competentes o que fueran poco inteligentes y tontos como para poder ver las telas.

Esto al emperador le pareció buenísimo, ya que así podría darse cuenta de la incompetencia e ineptitud de sus súbditos; así mandó confeccionarse su nuevo traje. Mando entonces, a su primer ministro a quien consideraba inteligente para que lo viera y le comentara de las novedades de su nuevo traje, pero cuál fue su sorpresa al no ver nada del traje que los tejedores le presentaron!

En ese momento se sintió como un tonto, pero no podía aceptarlo y menos sabiendo que podría ser expulsado de la corte, así que tuvo que esforzarse para decir que era un hermoso traje, el más bello nunca antes vito. Luego le compartió la belleza del traje a su emperador.

¡De la misma manera el emperador envío a otro de sus ministros para que le diera una segunda opinión, pero al igual que pasara con el primero, no pudo admitir que era un tonto al no poder verlo, así que le hablo maravillas de su nuevo traje! Así la mentira fue creciendo cada vez más entre la gente. Finalmente, el emperador decide ver con sus propios ojos el famoso y nuevo traje, pero al no ver nada, crece su temor al poder ser rechazado por su gente ya que pensarían que este era un tonto más y lo podrían desplazar de su cargo, pero ya que su vanidad y ambición eran desmedidas, decide forzarse a sí mismo ver nuevamente lo que no existía.

Finalmente les da una condecoración a estos falsos tejedores, felicitándolos. ¡El emperador hizo un desfile por su ciudad, mostrando ante su población el nuevo traje y los demás lo admiraron ante la incapacidad de aceptar que estaba desnudo, que en realidad no existía ningún traje y que se trataba de una trampa! ¡Estaba desfilando desnudo orgullosamente ante su población, cuando justo al pasar delante de una niña que se encontraba jugando, alza su voz burlona exclamando sin ningún tipo de censura acerca de la desnudez del emperador! Así entre la gente empieza a aceptarse esta gran verdad, reconociendo humildemente su error, terminando el desfile a carcajadas de la “inteligencia” del emperador. Este lógicamente, entristecido y muy a su pesar reconoce la trampa que le jugaron aprovechándose de su necedad desequilibrada de vanidad y ambición.

Al ver una película o leer una historia, puedes cambiar tus emociones y sentir tristeza, angustia, sorpresa, vergüenza, preocupación, miedo, alegría y muchas más. Por medio de la lógica y el razonamiento sabes que no es verdad lo visto o escuchado allí, que son actores haciendo teatro o que es una fantasía, pero tu mente no lo sabe, asume esto que ve como la realidad y se contagia de las emociones allí sugeridas. La verdad absoluta no existe, pero una mentira se puede disfrazar de verdad y hacerse fuerte e inquebrantable cuando está inyectada hábilmente de miedo. Puedes pensar que el emperador no tenía miedo, pero en realidad sí: estaba escondido en el rechazo que podría sentir al ser expulsado de su corte y discriminado por pensarse que era un tonto. Además, todos sus seguidores tenían miedo cada uno por estas mismas razones e hicieron creerle al emperador que sí existía tal traje invisible con tal de no “perder” su valor, trabajo, fama, prestigio, dignidad, etc.

¡El miedo a la muerte, a la enfermedad, a la vejez son algunos de los ejemplos que por décadas el ser humano ha padecido, sin darse cuenta que hacen parte de la naturaleza del ser y que por más que los eviten llegarán, la diferencia radica en cómo vive el ser humano mientras vive! Sabemos que el poder lo tiene aquel que tenga el conocimiento ya sea que lo obtenga a través de la investigación profunda, el cuestionamiento de la supuesta “verdad”, o a través de enseñanzas recibidas, el ejemplo o el sentido común. Si en el corazón del ser que tiene el conocimiento habitan deseos y necesidades de vanidad, ambición y poder, puede crear e inventar una mentira con verdades encubiertas aprovechándose de la falta de conocimiento de los demás (así como los embaucadores se aprovecharon de la sed de vanidad y ambición del emperador) en su propio beneficio (dinero), así, elaborará esta “verdad” y de manera hábil comunicará la emoción que aún gobierna a unos cuantos: el miedo (ya que será más fácil contagiar las emociones que hacer entender una idea a través de la lógica como en las películas).

Quien tenga la objetividad o sentido común como herramienta del discernimiento, comprenderá la mentira, empezará a buscar la realidad de manera objetiva y clara sin contagiarse del miedo o de ninguna otra emoción que nubla la razón y el sentido común. La pregunta que debemos hacernos es pues, ¿el emperador habría de creerle a estos dos embaucadores la próxima vez que le ofrecieran el cielo y la tierra? La respuesta es obvia. Siguiente pregunta, ¿habríamos de creerle a nuestros gobiernos llenos de ambición y sedientos de poder sobre la supuesta “ayuda” que nos puedan brindar en estos tiempos? Habrá quienes sí lo hagan.

El miedo está más cerca de lo que parece: se esconde detrás del deseo de poder, la salud, la ambición, la vanidad, la libertad, el amor, la fama, etc. Esta historia revela que el valor a conocer una verdad nos libera del miedo que, en este caso, ante la población había sobre la posible fama que podría tener cada uno a ser tildado de tonto e inútil.

Sostener una mentira puede durar años o décadas, según el grado de temor y valor que tenga cada uno de sus pobladores para enfrentarse a la verdad. El que no se atreva a cuestionar su realidad, puede vivir en el engaño hasta el día en que su valor le lleve a la reflexión y el discernimiento. Enfrentarse a la verdad no es sencillo ni simple, muchas veces la oscuridad que habita en el miedo del ser, lo envuelve de tal manera en su corazón que no deja que escape ni un rayo de luz. La oscuridad es el miedo e ignorancia del conocimiento, la luz es la valentía de la sabiduría.

Artículo de reflexión,.