Grupos armados ilegales ejecutaron una ofensiva violenta con explosivos, ráfagas de fusil y vehículos bomba. Las autoridades refuerzan la presencia militar y ofrecen recompensa por los responsables.

Una grave escalada de violencia azotó este martes el suroccidente colombiano. De acuerdo con información oficial, se registraron 24 acciones terroristas concentradas principalmente en los departamentos de Cauca y Valle del Cauca, con saldos devastadores: ocho personas asesinadas —cinco civiles y tres uniformados— y 28 heridos, entre ellos 19 civiles, 7 policías y 2 militares.

Los ataques se llevaron a cabo con un alto nivel de planificación y coordinación por parte de grupos armados ilegales, presuntamente disidencias de las FARC y estructuras vinculadas al Clan del Golfo. Las autoridades han identificado como una de las principales responsables a la estructura Jaime Martínez, con fuerte presencia en el norte del Cauca.

Una jornada de sangre

Los hechos más graves se registraron en los municipios de Caloto y Villa Rica, Cauca, donde fueron asesinados los patrulleros de la Policía Nacional Jair Gonzalo Gurrete Bolaños y Duván Andrés Ramírez Cárdenas, respectivamente. A su vez, en Sonsón, Antioquia, durante una operación contra el Clan del Golfo, fue asesinado el Capitán Juan Carlos Amaya Méndez, oficial del Ejército Nacional.

En total, 13 atentados se produjeron en el Valle del Cauca, incluyendo explosiones y ataques en Jamundí, Palmira, Buenaventura y Cali, mientras que en Cauca se reportaron 10 hechos violentos en municipios como Patía, Suárez, Toribío, Villa Rica, Timbiquí, Morales, Corinto, Caloto y Buenos Aires.

Entre las víctimas fatales se cuentan también cinco civiles, cuyas identidades aún no han sido confirmadas. Las autoridades locales reportan que varias de las personas heridas se encuentran en estado crítico, y que algunos centros asistenciales en el Cauca se han declarado en emergencia por la alta demanda de atención.

Estrategia del terror: explosivos y ráfagas

Los atacantes utilizaron una variedad de métodos letales, lo que evidencia una estrategia armada multifacética. El balance preliminar de las autoridades señala el uso de:

4 vehículos cargados con explosivos

3 motocicletas bomba

10 lanzamientos de artefactos explosivos

4 ataques con armas de fuego

2 cilindros bomba abandonados en vía pública

Este repertorio criminal no solo generó muerte y destrucción, sino también pánico entre la población. Comunidades enteras reportaron desplazamientos y confinamientos, especialmente en zonas rurales del norte del Cauca.

recompensa

Ante la gravedad de los hechos, la Policía Nacional y el Ejército desplegaron operaciones conjuntas en toda la región afectada. Según fuentes del Ministerio de Defensa, las acciones están focalizadas contra la estructura Jaime Martínez y otras disidencias armadas que vienen operando en el suroccidente del país.

El Ministerio de Defensa Nacional anunció una recompensa de hasta 300 millones de pesos por información que permita anticipar ataques terroristas o capturar a los responsables de esta oleada de violencia. Las autoridades también hicieron un llamado urgente a la ciudadanía para que colabore con las fuerzas armadas y denuncie cualquier actividad sospechosa.

Clima de inseguridad y presión al Gobierno

Este nuevo episodio revive las alarmas sobre el deterioro de la seguridad en regiones históricamente golpeadas por la violencia. La ofensiva ocurre en medio de los esfuerzos del Gobierno Nacional por sostener las negociaciones de paz con diferentes grupos armados, al tiempo que se avecina un nuevo ciclo electoral que exige garantías para todos los actores políticos.

Líderes sociales y organizaciones defensoras de

Colombia vuelve a enfrentar una dolorosa realidad: la guerra persiste en varios rincones del país. Las 24 acciones terroristas registradas este 10 de junio no solo representan una cifra alarmante, sino una clara advertencia sobre la capacidad de fuego y organización de las estructuras armadas ilegales que siguen desafiando la autoridad del Estado.

La respuesta institucional será clave en los próximos días. Pero también lo será el respaldo ciudadano, la articulación interinstitucional y el compromiso real con una paz que aún parece lejana para regiones como Cauca y Valle del Cauca. Mientras tanto, las víctimas siguen sumándose y la violencia no da tregua.