La salida del alto mando ocurre en medio de tensiones internas por el uso de la fuerza y genera interrogantes sobre la estrategia militar estadounidense en la región.
El comandante a cargo de las operaciones militares de Estados Unidos en el Caribe y América Latina presentó su retiro oficial tras una serie de enfrentamientos con el secretario de Defensa, Pete Hegseth, en torno a la conducción de acciones militares en aguas internacionales del Caribe. La decisión se produce en un momento de creciente escrutinio político y legal sobre el alcance de la presencia militar estadounidense en la región .
Según confirmaron fuentes oficiales, el oficial —que lideraba el Comando Sur de EE. UU. (SOUTHCOM)— dejó el cargo durante una ceremonia formal realizada en Florida, poniendo fin a su carrera militar menos de un año después de haber asumido el mando. Su salida se da en un contexto de desacuerdos profundos sobre la legalidad, proporcionalidad y riesgos diplomáticos de operaciones recientes contra embarcaciones sospechosas de narcotráfico en el Caribe, particularmente en zonas cercanas a Venezuela .
Tensiones internas en el Pentágono
De acuerdo con reportes de prensa estadounidense, los choques entre el comandante saliente y el secretario Hegseth se intensificaron durante reuniones privadas en el Pentágono. Mientras el jefe civil de la Defensa impulsaba una línea más agresiva frente a las amenazas transnacionales, altos mandos militares habrían expresado reparos sobre el marco legal internacional y las posibles consecuencias políticas de ataques directos en alta mar .
Incluso, trascendió que el oficial ofreció su renuncia meses antes de concretarse el retiro, como señal del nivel de desacuerdo dentro de la cúpula de defensa estadounidense. Aunque el Departamento de Defensa evitó hablar de una destitución, analistas consideran que la salida refleja una fractura entre el liderazgo civil y militar sobre la estrategia regional.
Cambio de mando y continuidad operativa
Tras el retiro, el mando del Comando Sur fue asumido de manera interina por su segundo al mando, garantizando la continuidad de las operaciones militares en el Caribe y América Latina. Desde el Pentágono se aseguró que la lucha contra el narcotráfico y las redes criminales transnacionales seguirá siendo una prioridad estratégica para Estados Unidos en la región .
No obstante, la transición ocurre bajo la lupa del Congreso estadounidense y de organizaciones internacionales que han pedido mayor claridad sobre las reglas de enfrentamiento y el respeto al derecho internacional humanitario en estas operaciones.
Implicaciones para la región
La salida del comandante se produce en un escenario regional complejo, marcado por tensiones diplomáticas, crisis migratorias y el fortalecimiento de economías ilícitas. Para países del Caribe y América Latina, el episodio reaviva el debate sobre el rol de Estados Unidos en la seguridad regional y los límites de la cooperación militar.
Expertos advierten que, más allá del relevo en el mando, el episodio podría tener efectos duraderos en la relación entre Washington y sus aliados regionales, especialmente si se profundiza una política de seguridad más dura sin consensos multilaterales claros .
