Las tensiones políticas detrás de la salida del general Edwin Urrego de la Policía Metropolitana de Barranquilla

17 Nov, 2025

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La salida del general Edwin Urrego: entre resultados positivos y tensiones institucionales

La salida del general Edwin Masleider Urrego Pedraza de la comandancia de la Policía Metropolitana de Barranquilla tomó por sorpresa a sectores institucionales, empresariales y comunitarios. El movimiento ocurrió cuando estaba próximo a cumplir un año en el cargo y en un momento en que la ciudad presentaba indicadores de inseguridad en descenso. Aunque desde el Ministerio de Defensa se informó que se trataba de un relevo administrativo normal, el propio Ministerio del Interior, en cabeza de Armando Benedetti, reconoció que la decisión estuvo marcada por “controversias y desacuerdos” con el mando policial en la ciudad.

Meses antes de el anuncio de su salida, el general Urrego había presentado en entrevista con el periódico El Heraldo un balance positivo de los resultados operativos, especialmente frente al combate al homicidio y al sicariato.

En esa entrevista, el oficial reportó:

“Este año hemos capturado a 160 homicidas, de los cuales 105 fueron por orden judicial y 55 en flagrancia. De ellos, 100 son sicarios vinculados a estructuras criminales. De los 100 sicarios capturados o neutralizados, 93 fueron capturados y 7 neutralizados. Solo 14 están relacionados con 115 homicidios.”

Estas cifras fueron interpretadas como un avance significativo, especialmente porque mostraban impacto directo sobre organizaciones dedicadas a asesinatos por encargo y extorsión. Durante su gestión también se registraron reducciones temporales en homicidios en eventos masivos y mejoras en zonas críticas.

“Los resultados hablan por sí solos: bajo el mando del general Edwin Urrego cayeron estructuras, se desbarataron redes criminales y se recuperaron zonas dominadas por el delito. Su trabajo no necesitaba defensa política, porque las cifras y los golpes operativos ya lo hacían por él.” expreso un líder comunal.

A esto se suma la frágil tregua entre ‘los Pepes’ y ‘los Costeños’, una pausa que hoy muestra grietas evidentes y deja nuevas dudas sobre el rumbo real de estas estructuras.

El general Edwin Urrego ha sido, según coinciden mandos policiales y fuentes locales, el comandante más efectivo que ha tenido Barranquilla en los últimos años. No se le arrugó a ningún delincuente ni a ningún poder; enfrentó a las bandas, golpeó economías criminales y mantuvo una línea ética que incomodó a más de uno. Su salida deja la sensación de que se aparta a un oficial que hacía su trabajo con firmeza, sin mirar de dónde venía la presión ni quién se molestara con sus decisiones.

Tensiones con el ministro del Interior Armando Benedetti

Tras el asesinato del precandidato Miguel Uribe, el abogado Abelardo de la Espriella solicitó medidas de protección ante un aumento en su nivel de riesgo. Mientras le llegaba el refuerzo de la seguridad, este solicito a la Policía Metropolitana aplicar los protocolos habituales y el general Urrego autorizó un acompañamiento temporal.

Fuentes consultadas señalan que en el Ministerio del Interior esta decisión causó incomodidad, pues se interpretó como un gesto políticamente delicado en favor de una figura crítica del Gobierno. Desde Bogotá se ordenó suspender el acompañamiento y el general acató. Pero el precandidato presidencial, que es precisamente vecino de Bennetti contaba con un nutrido esquema de seguridad, al retirarle el apoyo policial dicen allegado de La Espriella, que esa noticias no lo tomo de buena manera, pues el considera que la vida de el y la de su familia corre un peligro eminente.

La diligencia judicial ordenada por la magistrada Cristina Lombana en la residencia de Armando Benedetti generó otro punto de fricción. La acción contó con el acompañamiento del GOES, como ocurre en operativos de alto perfil.

Extraoficialmente señalan que la solicitud fue hecha directamente por la magistrada, que existía reserva judicial estricta y que el general Urrego no tenía conocimiento previo de la diligencia.

Fuentes cercanas al ministro afirmaron que su esposa sabía con anticipación que la orden de allanamiento llegaría. Personas de su entorno aseguraron haber percibido movimientos inusuales en la residencia en los días previos. No existe comunicación oficial que confirme esos hechos, pero las versiones alimentaron un ambiente de malestar y desconfianza.

Disturbios en la Universidad del Atlántico

La intervención policial durante los disturbios en la Universidad del Atlántico también generó incomodidad en sectores del Gobierno. Encapuchados irrumpieron en una asamblea estudiantil, dejando heridos y daños materiales. La Policía intervino para proteger a docentes y estudiantes. Aunque la acción respondió al nivel de violencia, algunos funcionarios consideraron el momento políticamente sensible.

Operaciones sensibles y resistencias internas

Mientras estos episodios eran evaluados por el Presidente Gustavo Petro y los ministerios involucrados, en Barranquilla se desarrollaban operaciones contra redes criminales, narcotráfico y focos de corrupción interna. Fuentes de inteligencia sostienen que estas acciones afectaron intereses poderosos en la región.

Subalternos describen al general Urrego como un oficial estricto, sin vínculos políticos, con una conducta operativa independiente y una hoja de vida sin cuestionamientos. Sectores internos y actores locales con vínculos con esta organizaciones criminales y corruptas, habrían expresado inconformidad con los golpes que adelantaba contra estructuras que tradicionalmente ejercen influencia en el territorio. A la noticia de la salida del general Urrego, muchos de los golpeados por sus operativos y por la presión que ejercía en las calles no ocultaron su celebración y la tomaron como una victoria propia.

La decisión y los interrogantes

El coronel Miguel Andrés Camelo Sánchez, hasta ahora comandante de la Policía Metropolitana de Pereira, asumirá la dirección de la Policía en Barranquilla. Desde el Ministerio de Defensa se presentó el movimiento como parte de una rotación institucional. Desde el Ministerio del Interior se habló de “controversias administrativas”.

Pese a estas explicaciones, en la ciudad queda la percepción de que el relevo ocurrió en medio de tensiones políticas, interpretaciones cruzadas y presiones externas, más que por evaluaciones de desempeño.

La comunidad, que había valorado los resultados de Urrego y el descenso temporal en los homicidios, expresó preocupación por la estabilidad institucional y por el futuro inmediato de la seguridad.

Seria prematuro anticipar el impacto de la salida, pero el caso seguirá bajo observación, especialmente ante la posibilidad de que factores políticos hayan influido en decisiones operativas de la Policía en una región estratégica del país.

«En Barranquilla crece la hipótesis de que la salida del general Edwin Urrego pudo estar marcada por injerencias políticas que no corresponden al marco constitucional. La Carta Política establece que la Policía Nacional debe actuar con autonomía operativa y sin presiones externas, y que ningún funcionario puede usar su cargo para influir en decisiones internas que favorezcan intereses personales o políticos. Esta regla es clara: la Policía obedece a la ley y no a los deseos de un ministro. Por eso preocupa la posibilidad de que la decisión no haya respondido a criterios técnicos, sino a tensiones y percepciones ajenas a la seguridad ciudadana».

Si en algún momento se llegara a comprobar que existió interferencia indebida desde el Ministerio del Interior, la situación entraría en un terreno delicado para el Estado colombiano. Podría configurarse abuso de poder, tráfico de influencias o extralimitación de funciones, lo que abriría la puerta a investigaciones disciplinarias y penales, además de una posible nulidad del acto administrativo. La ciudadanía pide claridad, porque la confianza institucional se sostiene en la transparencia de las decisiones y en la certeza de que los comandantes se releven por razones operativas y no por choques políticos o lecturas personales.

Ahora la expectativa recae sobre el nuevo director de la Policía general William Rincón se espera que él aclare los interrogantes que quedaron abiertos, la ciudad quiere saber si la salida del general Urrego obedeció a razones institucionales, a alguna investigación disciplinaria o simplemente a rumores mal intencionados. La gente pide una explicación limpia que cierre las dudas y marque un rumbo claro para la seguridad de Barranquilla, ciudad que se ha convertido en un paraíso para los criminales y rutas de narcotráfico, como lo señalan alguno barranquilleros.

Autor: Amalfi Rosales

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